1. ¿POR QUÉ?

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Marinette se había pasado toda la noche buscando la mejor posición para dormir, no encontrando la postura idónea que aliviara las contracturas provocadas por la batalla de horas previas.

La kwami carmesí se quedó observándola desde su hueco en la almohada, sin lograr conciliar el sueño por los constantes movimientos de su portadora.

- Marinette.

La azabache se quejó removiéndose bajo las sábanas, entreabriendo los ojos remolona.

- Son las ocho.

La ojizarca volvió a cerrar los párpados, hundiendo su rostro en el mullido cojín a la vez que se acurrucaba perezosa.

- Marinette, tienes que levantarte.

La pequeña criatura tiró de la enmarañada melena de la chica, haciendo que un quejido de protesta brotara de sus labios.

- ¿Tikki, qué haces? Estoy durmiendo.
- ¡Vas a llegar tarde!

La joven se incorporó con pesadez, tomando el móvil de su mesita para verificar la hora con una expresión de terror.

- ¡Oh, madre mía! - se quitó la colcha de encima, levantándose de un salto- ¿Por qué no me avisaste antes?

Tikki rodó los ojos, revoloteando alrededor de la pelinegra al mismo tiempo que la muchacha se urgía en vestirse.

- Mierda. Mierda. Mierda. - se arregló el cabello en sus habituales dos coletas, mirándose en el espejo del tocador- encima tengo examen de química...
- Tranquila, Marinette.

La Dupain hizo caso omiso de su diminuta compañera, tomando sus pertenencias y saliendo apresurada de la habitación. Cuando llegó al piso de abajo se encontró con sus padres, quiénes conversaban animadamente mientras desayunaban en la mesa del comedor.

- Buenos días, cariño. - saludó Sabine dando un sorbo de su taza de té- ¿Nos acompañas?
- No puedo mamá, tengo prisa.

La menor se acercó a su madre, dándole un beso en la mejilla y repitiendo el gesto con su padre. Luego tomó una tostada de la mesa, llevándosela a la boca sin siquiera tomar asiento.

- Después de clase tendrías que ayudarnos en la panadería. Hoy tenemos que realizar varios pedidos y no podemos atender en el mostrador. - comentó el Dupain mayor con serenidad-
- Está bien, no hay problema.

Marinette bebió un poco de zumo de naranja, después despidiéndose alborotada y desapareciendo por la puerta de entrada.

De camino al instituto tuvo que esquivar a quien se interpusiera en su trayecto, tratando de no tropezar al ir dando trompicones por la acera.

Tras batir su propio récord, al llegar al vestíbulo de la escuela se precipitó con el cordón de las deportivas, dándose de bruces contra la espalda del joven que andaba por delante de ella.

- Perdón.

La azabache alzó la mirada para identificar al sujeto que había amortiguado su caída, sonrojándose al encontrarse con la deslumbrante sonrisa de Adrien Agreste.

- Hola, Marinette.
- A-ad-rien...

Tierra trágame. ¿Por qué a mi?¿Qué he hecho para merecer esto?

- ¿Tú también te quedaste dormida? - preguntó con la dulzura a la que ella siempre le había parecido adorable-
- S-sí.

La joven de cabellera obsidiana bajó la mirada al suelo, jugueteando con sus manos por tal de evitar perderse en los iris del apuesto modelo.

[+18] I CAN'T LIE - Adrinette/Ladrien/Ladynoir/MarichatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora