19. HABLEMOS

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Adrien negó con la cabeza, intentando convencerse de que había oído mal la respuesta, al mismo tiempo que la miraba esperanzado. Ella se mantuvo firme y con una expresión apesadumbrada en su rostro.

Al ver que su semblante seguía intacto, él no pudo más que hacerse a la idea de que, indudablemente, su negativa era cierta. El rubio dejó un espacio prudente entre ambos, contemplándola con los labios fruncidos.

- ¿No quieres ser mi novia?
- Sí, claro que quiero. - expresó en voz baja- Pero no así.
- ¿A qué te refieres?
- Pues que... - respiró hondo, fijando la vista en sus gemas- ... que solo me lo has pedido porqué estás celoso.
- ¿Qué? - pestañeó desubicado, tomando las manos de su compañera y colocándolas contra su pecho- Marinette yo te quiero, quiero estar contigo.
- Eso ya lo sé. - se zafó sutilmente de su agarre, abrazándose a sí misma- Pero ahora me pediste ser tu pareja por Luka. - argumentó con pesar- ¿Me equivoco, sí o no?
- No.

Enserio, tenemos que fulminar a este maldito akuma.

- Lo imaginaba.
- Mari...
- Será mejor que vayamos a clase.

La azabache comenzó a andar en dirección al aula, en una postura encogida y triste, apenas prestando atención a Alya cuando se sentó en su sitio.

El modelo tomó asiento en su lugar en la fila de enfrente, con la culpa carcomiéndole, sin saber qué hacer para remediar aquella desafortunada situación.

- Adrien.

El susodicho ladeó la cabeza en dirección a Nino, quien lo contemplaba de refilón con una sonrisa risueña. Al parecer, no se había percatado del extraño ambiente que se respiraba entre él y la joven de coletas.

- ¿Qué pasa? - quiso saber con un deje de indiferencia-
- Después de clase, voy a ir a comprarme el último juego que ha salido de Metal Strike. - se entusiasmó como a un niño pequeño- ¿Me acompañas?
- Lo siento, Nino. - lamentó con un bufido, apoyando los codos sobre la mesa- Hoy tengo clase de esgrima.
- Vaya. - el moreno se encogió de hombros, reposando el mentón sobre su palma- Pues nada, ya iré yo solo.

El rubio desvió su atención momentaneamente, echando un rápido vistazo a su compañera de ojos azul cielo, quien conversaba con su mejor amiga en aparente calma.

Sus miradas se cruzaron durante unos segundos, sin saber qué decir en incómodo silencio. La joven Césaire observó la escena extrañada, más no se atrevió a interferir al presenciar aquel panorama.

Cuando la señorita Bustier llegó a clase, todos se sentaron mirando cara a la pizarra, abriendo los libros y sacando los utensilios para impartir la materia.

Las horas previas al descanso se estaban haciendo eternas, parecían transcurrir en tortuosa lentitud. Por si fuera poco, Adrien no podría hablar con su princesa hasta el anochecer, debido a sus quehaceres rutinarios que ocupaban gran parte de su tiempo.

En el receso, el cuarteto de amigos fue a sentarse en una de las bancas que había en la entrada del recinto. Alya y Nino conversaban animadamente, de misma forma, la morena intentaba levantar los ánimos de su mejor amiga y el ojiverde, contándoles sus aventuras y desventuras del Ladyblog, pero nada los hacía reaccionar.

Los minutos pasaban y cada vez la tensión entre ambos compañeros era más notoria, sobretodo por parte del rubio, quien se fregaba ansioso las palmas en su pantalón.

- ¿Estás bien, tío? - se aventuró a preguntar el de lentes-
- No mucho.

La de mirada ámbar lo observó con impotencia. Quería averiguar qué era lo que provocaba aquel malestar entre sus amigos, poner solución y que volvieran a la normalidad, más no sabía cómo hacerlo.

[+18] I CAN'T LIE - Adrinette/Ladrien/Ladynoir/MarichatDonde viven las historias. Descúbrelo ahora