Capítulo 2. Trabajo en equipo.

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No podía estar pasando.

Tener de frente a aquel /tramposo/ era de algo que no deseaba que pasara.
¿Y por qué ahora? ¿Qué hizo para tener esta mala suerte?

Odio era la palabra que mejor definía su expresión en el momento. Era ira lo que más invadía el pequeño cuerpo de André.

Bruno por el lado opuesto, no parecía feliz ante la idea de trabajar con el pequeño insecto que decidió atacarlo.
La expresión seria era suficiente para demostrarlo.

Al menos una cosa quedó en claro; André podría demostrar lo bueno que es en el trabajo. Quizá de esa manera conseguiría ganarse el respeto que tanto quiere por parte de la comunidad Inkling en cuanto a combates. Especialmente la del Inkling frente a él.

Sí, se sentía preparado. No se iba a dejar intimidar por alguien mucho más alto y ágil. Pudo ser que Bruno demostrara lo cuán fuerte es hace unos minutos, pero eso no iba a significar que el moreno acabaría por rendirse por alguien como él.

. . .

Maldita sea.

La cartilla que demostraba las armas que se usarían el día de hoy provocó que André bajase las orejas.
Parecía odiar más esto que a su posiblemente compañero de trabajo.

Sólo una arma lo hizo tener esperanza de poder sobresalir en el trabajo de hoy; un Cargatintas Shachi.
La Salpicadora no sonaba tan mal, pero para la mala suerte del menor, no podía controlar muy bien los disparos.

Y ahora, lo peor de todo; dos rodillos.
No era como si no supiese que la mayoría de los Inklings adoraran aquella arma, incluso este mismo aceptaba que era poderosa y podía causar problemas fácilmente.

Tan sólo imaginar lo horrible que sería comenzar el trabajo junto aquella asquerosidad lo hacía sentir nervioso. No sólo por el hecho de que no daría lo mejor de si, era por-- otro factor para nada agradable.

ㅡ ¿Miedo? ㅡ Preguntó Bruno. Aunque su tono fuese burlesco, la misma expresión seria del principio no cambiaba.

Pensaba que si lograba molestarlo, este se iría y el trabajo sólo sería dejado para profesionales. No necesitaba cuidar a un bebé como André.

ㅡ Qué te importa. ㅡ Contestó el francotirador de una manera muy infantil de su parte, pero era lo único que tenía en mente por ahora.

ㅡ A Don Oso no le gusta lidiar con gente como tú.

André apretó los puños con fuerza. Sus ojos quedaron clavados en los del muchacho contrario.

ㅡ ¡Llevo bastante tiempo trabajando para él! Ya hubiese tenido alguna queja desde antes, estúpido.

Pero que sorpresa más grande se llevó Bruno.
¿Ser insultado por alguien cómo André?

ㅡ ¿Acaso eso debió doler? Sólo mírate frente a un espejo. No eres más que un estorbo en esto.ㅡ Sus palabras eran suficientes para causar algo de pánico en el moreno.

ㅡ ¡Claro que n--!

ㅡ ¿En serio crees que Don Oso piensa que eres importante aquí? ¡Por favor, no me hagas reír. Sólo sirves cómo una distracción para que los demás acaben con el trabajo. Tal vez es lo único para lo que funcionas! Dime, ¿cuántos son los Inklings como tú que llegan aquí? Exacto, casi nada. Sólo das lástima.

El calamar rosado jadeó un poco. Sentía un nudo en la garganta por las palabras.
Nunca nadie había sido tan directo con él.

ㅡ ¡Cállate! ㅡ Era lo único con lo que André podía responder. ㅡ ¡Y-Yo estoy aquí porque me gané el puesto. Sí, no soy alto y mucho menos fuerte, pero yo trato de esforzarme. Es por calamares como tú que los demás no quieren participar! Maldita bola de presumidos. . . ¡Tú en especial!

Eternos Rivales (Splatoon).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora