La semana había transcurrido bastante rápido.
Fue lindo aceptar el hecho de que al fin Bruno y André terminaran por llevarse bien por estos últimos días.
Sin embargo, esto no ameritaba que fuesen tan cercanos.
Se sentían un tanto incómodos cuando la mejor amiga del moreno no estaba cerca. Simplemente terminaban sonriéndose nerviosos o teniendo pequeñas charlas de unos cuantos segundos.En pocas palabras, no les gustaba estar solos.
Eso traía extraños y amargos recuerdos de lo sucedido el primer día que se conocieron.Sí, en ese entonces sólo eran ellos dos; un trabajo completo y un jefe gruñón.
En su mente asesinaban lentamente uno del otro. Aborrecían su presencia todos los días gracias al orgullo que presentaban dentro, pero se podría decir que ese sentimiento negativo se esfumó sólo para dejar un nudo bastante molesto en su pecho. Ya se habían disculpado, pero no entendían por qué se sentían extraños cuando se quedaban solos.
En primera, fue pésima idea salir para supuestamente practicar antes de que el evento comenzar.
No analizaban la situación con claridad, habían aceptado sin problemas las propuestas de combatir un rato.Los pobres ingenuos jamás pensaron sobre el mantenimiento que ocurre cada vez que el festival se celebraría a pesar de siempre estar al corriente de ello.
Estarían ahí sin nada más que hacer; comprar sonaba aburrido y obviamente querían evitar el trabajo con Don Oso.
No sabían de qué hablar.
No sabían siquiera comenzar una conversación.Ya no estaban molestos. Simplemente no estaban con los ánimos suficientes para verse a la cara y convivir como una persona normal.
Sólo estaban ahí, sentados y viendo en silencio el gran escenario ser colocado sobre el vestíbulo.
Era lindo ver las medusas trabajar y reír por sus chistes y otras cosas.Bruno suspiró un poco, llamando así la atención del menor; este le sonrió nervioso. No fue su intención provocar aquello.
— ¿Qué más se puede hacer?
Preguntó Bruno para romper el hielo. André se inclinó de hombros al instante; tanto él como Bruno, no tenía ni la más mínima idea de lo que podrían hablar o al menos hacer.
De lo que estaban seguros, era que sería muy mala idea irse así sin más que decir, cosa principal que les impedía alejarse y volver más tarde.— ¿Vienes aquí seguido? — Qué más podía hacer el pobre. El ambiente era tenso y la mejor idea hasta ahora era seguir con un tema de conversación hasta encajar con un gusto común.
El menor hizo una mueca, negando después antes de hablar.
— Algo, sí. — Contestó algo nervioso. — Siento extraño cada vez que vengo. Años pasados solía ser más. . . divertido supongo. No sé, no logro adaptarme a los escenarios. Creo que, ¿Se alargaron?
Aquel último comentario causó que, por primera vez, durante lo que llevaban del día juntos Bruno terminara por reír, especialmente por la expresión de confusión que el moreno puso. No podía creer que en verdad hablara en serio.
— ¿Alargarse? ¿A qué te refieres? — Era difícil articular las palabras con tanta risa acumulada. — Quizá sólo te encogiste, yo los veo igual.
— ¡Hey, crecí mucho el verano pasado! — Bufó, cruzándose de brazos al instante. No podía ser por su estatura. En serio jura que los escenarios son cada día más raros. — No miento, eran muy pequeños, y ahora están más extensos, o qué sé yo.
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Eternos Rivales (Splatoon).
FanficTal vez fue obra del destino el que Bruno y André terminaran conociéndose por medio de los tan conocidos combates amistosos. Burlas y demás, no sólo trajo rivalidad entre ambos; sentían curiosidad uno del otro cada vez que terminaban por trabajar en...