Capítulo 3. Otra vez tu.

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ㅡ ¡En verdad, no lo creo! ¡Es como si el destino estuviese jugando una mala broma conmigo!

Chillaba André. Sus orejas puntiagudas bajaban ante la inconformidad de tener que lidiar con aquel molesto muchacho otra vez.

ㅡ Primero, el imbécil no deja de burlarse de mí por tres minutos, sí, ¡tres malditos minutos! Después, es parte de mi equipo en el despacho de Don Oso y hace que nos sancione con no recibir nuestros bonos y venir un día más para. . . Para sabe qué cosa.

Chilló otra vez, tirándose por completo en la cama de su habitación.
La almohada que se encontraba cerca la tomó para pasarla en su rostro y así soltar un grito ahogado lleno de frustración. Era un alivio que el objeto fuese suficientemente grueso para cubrir el ruido.

ㅡ Sí sí, y después de eso tendrás que trabajar con él otra vez como castigo. Ya van cuatro, ¡cuatro veces que repites la misma historia desde que llegamos! ㅡ Contestó cierta voz femenina desde la silla móvil del escritorio de la habitación. Parecía estar al borde de perder lo que le queda de paciencia.

André retiró un poco o almohada, dejando un ojo visible para la chica. Parecía algo molesto por la respuesta.

ㅡ Entonces lo haré cinco veces.ㅡ Contestó el pequeño al compás de una risilla irritante.

La inkling suspiró, tomando lo primero que había en el escritorio para lanzarlo hacía el calamar rosado. Suerte para André que sólo se trataba de un muñeco de felpa que utilizaba para jugar con sus mascotas.

ㅡ Ya cállate, creí que habías dicho que veníamos por comida, no para escuchar quejarte de alguien que no conozco. Inklings como él hay en todas partes, acéptalo.

ㅡ ¡Pero no lo entiendes, Ying. Él es un bravucón, un cobarde, es un grandísimo hijo de p--!ㅡ Gracias al gran Cthulhu, André había sido interrumpido por un segundo muñeco. Esta vez sí había dado directo al rostro.

Ying, la Inkling que le hacía un poco de compañía frunció el ceño.
ㅡ Cuidado con ese lenguaje.

ㅡ ¡Agh, lo que tú digas "mamá"! ¿Debo recordarte que soy mayor que tú? Tengo derecho a ser yo quién mande y decir todo lo que me plazca.

Ying levantó una ceja. No podía tomarse en serio a alguien como André.

ㅡ ¿Y acaso yo debo recordarte que que aunque seas mayor, yo soy más alta y que me es fácil ponerte en el suelo? Además, yo no creo que a Kamila le agrade la noticia de que su pequeño chocolatito esté con malas palabras. . .

ㅡ N-No eres capaz de decirle a mi madre, ¿Verdad? ¡Sabes que no lo decía en serio, sólo jugaba!

ㅡ ¿Qué sí no lo soy? ¡Ajá, por supuesto que lo haría con sólo verte castigado por ello! ¿Dónde está Kamila ahora? Debo decirle que te estás comportando mal.

ㅡ Y-Ying, por favor no lo hagas. Creo que a ti no te gustaría estar un día sin mi compañía.

ㅡ Si un día sin ti significa que ya no voy a escucharte hablar del idiota que tanto odias, entonces sí, prefiero que te castiguen.

André se rindió, levantándose ahora de la cama sólo para tener de frente y a su nivel a la chica.
Ying lo miraba con sorpresa, sabiendo exactamente lo que haría.
Conocía tan bien a su amigo como a la palma de su mano.

ㅡ No, no digas nada más. Ya, no lo haré, ¿De acuerdo? Sabiendo que en alguno de estos días terminaré confesando a Kamila lo mucho que haces y dices, no pararás de ser tan. . . Uh, tan tu.

ㅡ ¿Tan yo?

ㅡ Sí, tan tu. Pequeño malpensado y molesto. Siempre es así.

El moreno más pequeño bajó la mirada, dando a entender lo cuán "dolido" el comentario de Ying lo había puesto.
Sin embargo, la muchacha sabía que sólo fingía para sacar provecho.

Eternos Rivales (Splatoon).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora