—No quiero ser hija de un pirata —mascullo entre dientes.
—¿Qué dijiste Victoria?, ¡Habla claro que no eres una niña pequeña!
—¡NO QUIERO SER HIJA DE UN PIRATA! —grito repitiendo mis palabras.
—No es algo que se decida, Victoria, aquí te toco nacer y siempre serás la hija de un pirata —mi madre está frente a mí, del otro lado de la mesa con un mapa en las manos—. Deberías estar orgullosa de tu padre y de mí, hemos conseguido en los últimos meses gran reputación y respeto en los mares, solo nos falta una embarcación por invadir y tendremos tantas joyas y monedas que tendrás riquezas por el resto de tu vida.
—Madre, han ganado esa reputación y respeto, pero han ganado de igual manera cientos de enemigos, ya no quiero que invadan más barcos, ya no quiero que ustedes estén en peligro.
—Los piratas no tememos, Victoria, aún eres una chiquilla para saberlo, pero llegará un momento en que te acordaras de mis palabras y tendrás que actuar con la mente, no con el corazón y ahora, ayúdame a trazar la siguiente ruta, porque las próximas las harás tú sola.
Resignada y en silencio, opto por ayudarla, no llegaré a ningún acuerdo con mi madre, como siempre.
Trazar una nueva ruta no es tan difícil cuando tus padres son los capitanes del barco, mi madre es la mente maestra y mi padre, el pirata con la mejor puntería y destreza de todo el océano. En esta ocasión nos dirigimos a las islas del este, a un viejo refugio familiar donde dejaremos parte del botín que robaron mis padres y la tripulación hace unas cuantas horas.
—Mujer, ¡Apresurate que la fiesta está por iniciar! —mi padre, con sus botines recién lustrados y su mejor abrigo, entra en busca de mi madre para el baile que se celebra cada que mis padres y la tripulación ganan una batalla.
—Un momento, Victoria y yo estamos viendo la siguiente ruta, iré más tarde.
—¡Nada de más tarde!, ¡No puedes dejar a la espera al mejor y más guapo capitán del océano!
—¡Oh por dios!, ¡No me digas que el capitán Jackson está aquí! —mi madre con su perfecta sonrisa junta las manos sobre su pecho y lanza un suspiro.
—Ja, ja, que graciosa, me refería a mí —dice mirándola de manera divertida, da unos cuantos pasos hacia ella y entre gritos de mi madre y jalones divertidos por parte de ambos, se la lleva como si fuera un costal de arena sobre el hombro izquierdo, antes de pisar el primer escalón se da la vuelta y me mira—. Vicky, ¿Puedes encargarte de la ruta?
—Seguro, vayan a divertirse —le hago un ademán para que salgan del camarote.
—Recuerda que tienes prohibido subir, si quieres algo pídeselo a la señora Jones, ¿de acuerdo?
—De acuerdo.
Y sin más, mi padre me sonríe y sube las escaleras hacia cubierta con mi madre muriendo de risa sobre su espalda, dejándome sola en su camarote con unas cuantas velas y mapas que trazar.
En las "fiestas de la victoria" como mi padre suele llamarles, hay siempre alcohol, marineros impertinentes y piratas sin modales, es por eso que se me tiene prohibido integrarme a ellas, con 19 años, mi padre insiste que no es un lugar para alguien como yo, tampoco se me permite participar en las emboscadas o las batallas que se tienen, estoy entrenada para defenderme más nunca he matado a alguien y espero no hacerlo jamás, mi padre, en ocasiones me entrena en puntería y en pelea con espadas, mi madre me ha enseñado a trazar rutas y todo lo que tiene que ver con ubicarme en alta mar, de igual manera, a pensar un paso más adelante siempre antes que los demás, mi especialidad es leer el lenguaje corporal, mi madre dice que en la piratería y en los barcos eso no es de mucha utilidad ya que la mayoría de los piratas mienten, pero lo que ella no sabe es que la mayoría de las veces sé cuando mienten.
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Victoria
ActionVictoria Baker es una chica de 19 años, tiene unos padres un tanto peculiares, su vida no es la de una chica común y... es una pirata, su casa siempre ha sido un barco, su vecindario, el océano. Aunque toda su vida ha deseado la libertad de estar en...