Un chico de tez blanca, me sonríe con cierta malicia, continúo pintando sobre el pergamino sin prestarle demasiada atención, a pesar de que en mi interior crece el temor de que estos sean mis últimos momentos de vida.
–¿Quién eres? –mi voz sale con firmeza y sin temor, como si el artefacto no me estuviera apuntando.
–No es de tu incumbencia, preciosa, tendrás que acompañarme si no quieres que estos sean tus últimos momentos de vida.
–Y...¿qué te hace pensar que iré contigo?
–Eres demasiado valiosa, primor.
Dejo de pintar y lo miro, aún con la escasa luz puedo ver que parpadea demasiado, una señal de que está incómodo o quizá nervioso.
–¿Quién te envía?
–Para ser alguien a quien le están apuntando con un arma tienes muchas agallas.
–Gracias, ya me lo han dicho –en realidad jamás había estado en una situación similar, pero no puedo demostrárselo.
Se acerca con pasos cortos y me toma la muñeca derecha con una fuerza que me lastima, jala mi brazo haciendo que me levante y lo tuerce hacia mi espalda, me acerca de espaldas a su cuerpo y el arma la coloca en mi cuello al igual que sus labios.
–Camina, que no tengo todo el día, preciosa –me presiona con fuerza la muñeca haciendo que de mi boca salga un gemido doloroso–. Si no empiezas a caminar, juro que te romperé la muñeca y no tendré piedad.
Me empuja levemente y empezamos a caminar hacia cubierta donde está la celebración, me pregunto si sabrán algo, por el ruido supongo que no, empiezo a pensar si coloque mi daga en mi bota y en las maneras en que podría sacarla sin que este tipo me llene de pólvora alguna parte de mi cuerpo.
Llegamos a cubierta y lo primero que veo es a mi padre con un tarro de alcohol en la mano y con la otra sobre el hombro de mi madre platicando con unos chicos, de igual manera veo a las chicas de la tripulación un tanto ebrias besándose con otros de la tripulación, algunos yacen en el suelo dormidos y la chica que toca el acordeón al parecer es la única sobria de todos los presentes, el tipo me empuja, la primera que me mira es la chica del acordeón, quien poco a poco va deteniendo el sonido, haciendo que todos presten atención y vean que sucede, los marineros que no están tan ebrios se ponen de pie, mi padre suelta a mi madre y el tarro que tenía, se acerca con pasos cortos y desenvaina su espada al mismo tiempo que todos los que se han puesto de pie, se coloca unos 10 pasos frente a nosotros y sus hombres se ponen a sus espaldas.
–¿Quién eres y quien te envía? –mi padre con cierta rabia en la voz solicita información.
El chico pega sus labios lo suficientemente a mi oreja ante la mirada furiosa de mi padre.
–De rodillas, preciosa –me jala la muñeca dolorosa y hace que me hinque frente a él, empuñando el arma sobre mi cabeza–. Más le vale no intentar nada capitán Baker o su preciosa Victoria dejará de existir en breve, los tenemos rodeados y cualquier cosa que intenten les llenaremos el trasero de pólvora.
–¿Quién te envía? –la voz de mi padre ya es rabiosa.
–Mi nombre es Pierre Hoffmann, tripulante Pierre Hoffmann, espero me recuerde, usted asesinó a la tripulación de uno de nuestros barcos hace unos meses, ¿Le suena a algo el capitán Morgan?
Suelto un pequeño grito ahogado, miro a mi padre y noto que ha fruncido el ceño, el capitán Morgan es el peor enemigo de mis padres y juro algún día vengarse, nunca pensé que la venganza fuera tan pronta.
–¿Qué es lo que desea?
–Nos llevaremos a su hija y los sacos de oro, si intentan algo mataremos a toda su tripulación y no quedara nada de la famosa familia Baker.
–Te llevarás a mi hija sobre mi cadáver –mi madre se coloca a un lado de mi padre y desenvaina su espada.
–¿Por qué no viene el propio capitán Morgan a pelear como un verdadero hombre? –el rostro de mi padre ya es totalmente desconocido para mí.
–Vaya, me honra mucho tal invitación–el capitán Morgan, un hombre con una barba pronunciada, delgado y con una pañoleta roja rodeándole la cabeza viene bajando del camarote de mi padre, ¿cuando ha entrado?–. Pensé que esto era una celebración, capitán –levanta sus brazos a los costados, su tono de voz sarcástico enfurece más a mis padres, se coloca a mi lado y se pone de cuclillas, me toma el mentón y mira a mis padres–. Eres un excelente ejemplar, querida, sabemos que valdrás mucho oro.
–Quita tus asquerosas manos de mi hija –mi padre da un paso al frente y mi madre lo detiene tomándolo del brazo.
–Shh, shh, shh, tranquilo capitán –se levanta y pone sus manos tratando de tranquilizarlo–. Hoffman, lleva a nuestra dichosa invitada al bote.
Hoffman me toma del brazo y hace que me levante, Morgan da unos pasos hacia mi padre y levanta la mano derecha haciendo chasquear sus dedos, de la nada nos damos cuenta que han aparecido 10 hombres alrededor nuestro, muchos de ellos con espada en mano y algunos con una pistola de corto alcance, la mayoría le apuntan a mi padre.
Mientras todos están en la atención de los recién llegados, empiezo a mover mi pierna dentro de la bota y no localizo mi daga, ¡maldita sea!, Hoffman me jala hacia estribor donde han puesto una escalera hecha de cuerdas y maderas para bajar al bote, miro a mi padre y sigue mirando al capitán Morgan.
Para mi sorpresa, otro chico un poco más alto que yo, igualmente con una pañoleta roja rodeando su la frente, me toma del otro brazo y me dan la vuelta mirando a mi padre.
–Bien capitán, ya que no soy una persona taaaan despiadada, le daré el beneficio de que pueda decirle algo a su preciosa hija, por última vez y como consejo, no lo desperdicie...adelante –levanta el brazo y me señala.
Mi padre me mira y sus ojos llenos de rabia y enojo me examinan, mi madre baja la cabeza y de igual manera me mira.
–Victoria... –suelta mi padre–...5 minutos.
¿5 minutos? ¿A qué se refiere con 5 minutos?
Morgan me sonríe con Malicia y después mira a mi padre.
–Debo decir qu...
El sonido muere alrededor cuando escuchamos el impacto de una bala contra el cuello de Morgan, miro rápidamente el origen de la bala y mi madre fue quien la ha detonado, el tiempo parece haberse vuelto más lento, Morgan cae de rodillas con las manos sangrantes sobre su cuello, poco a poco pierde la consciencia y cae al suelo completamente inerte.
–¡FUEGO! –grita uno de la tripulación contraria y las balas empiezan a ser detonadas en todas direcciones.
Hoffman rápidamente es herido y en segundos cae al suelo al igual que el arma que traía, dejando mi brazo derecho completamente libre, en cuestión de segundos, me zafo del chico de la izquierda y tomo el arma del suelo, me doy la vuelta, pero para mi sorpresa, él ha pensado lo mismo, ambos nos apuntamos mirándonos a los ojos, coloco mi dedo en el gatillo al igual que él, alrededor reina el caos, el impacto de las espadas de los tripulantes en combate, las balas que son detonadas hacia direcciones desconocidas, jadeos de personas heridas, muertes y sangre, mi corazón late a mil por hora, le mantengo la mirada a esos ojos cafés, al mirarlo cada vez más, me es más difícil presionar el gatillo, es un ser humano, no quiero quitarle la vida, pero tengo que.
Empiezo a pensar algunas partes donde el impacto de la bala no sea letal, pero tampoco demasiado blanda para darle tiempo de atacarme, hombros, piernas y pies, es lo primero que llega a mi mente.
–Eres muy lenta para atacar –la voz del chico es varonil y rabiosa–. ¿Qué esperas? ¡Dispara!...o lo haré yo.
–Adelante, hazlo –suelto de un solo respiro.
–Tu lo pediste –suelta sin más, su quijada se pone dura, sus labios se convierten en una fina línea, su frente empieza a brillar cada vez más y...ambos detonamos el arma.
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Victoria
ActionVictoria Baker es una chica de 19 años, tiene unos padres un tanto peculiares, su vida no es la de una chica común y... es una pirata, su casa siempre ha sido un barco, su vecindario, el océano. Aunque toda su vida ha deseado la libertad de estar en...