CAPÍTULO 5

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Ha pasado un buen rato, ya no escucho nada, tengo hambre y quisiera cambiarme esta falda, la ventaja es que aún tengo la pequeña bolsita con monedas de oro, la desventaja es que si la gasto en el pueblo se darán cuenta que soy alguien relacionado con la piratería, sería demasiado raro que una aldeana tenga un costal lleno de monedas de oro, en este pueblo únicamente podemos gastar monedas de oro en un mercado especial y secreto que nos vende comida y otros artefactos, obviamente tienen el conocimiento que somos piratas, ya que ellos son piratas retirados o lastimados y viven de lo que otros piratas llegan a comprarles, ir a ese mercado implicaría arriesgarme casi en un 80%, estoy muy segura que saben que iría por comida y de seguro mi padre asignó a alguien para cubrir esa parte, mi única opción son las frutas de los árboles, lo único malo es que no soy buena para subir a ellos, digo, he vivido toda mi vida en un barco y nunca tuve la necesidad, pero supongo que hay una primera vez para todo.

Me pongo de pie, sacudo la falda en vano de las manchas de tierra que tiene y miro a mi alrededor, un bosque desierto sin ningún rastro de vida en los alrededores, mi estomago empieza a pedir alimento y mi mente piensa en las manzanas que Nicholas me ofreció anoche, debí haberlas tomado, aunque le hubiera dado algún tipo de razón y realmente prefiero no hacerlo y menos a ese idiota.

    Empiezo a caminar lenta y cautelosa a través de unos árboles y mi cuerpo se regocija al ver a mi derecha un arbusto repleto de moras, me acerco y corto unas cuantas, de inmediato las meto a mi boca y las muerdo feliz, respiro alegre, su sabor recorriendo cada rincón de mi boca, un sabor frutal y natural, tan auténtico y tan lleno de libertad, en lo que la saboreo, tomo unas cuantas y las coloco en las pequeñas bolsas costuradas que tiene la falda, me acomodo a un lado del arbusto y empiezo a comer todas las que pueda para saciar mi apetito, tengo que buscar un mejor refugio o algo donde pasar esta noche, al menos me quedaré cerca de las orillas por si llega a haber algún tipo de incidente con mi padre, en mi cabeza sigue rondando lo del incendio, no quiero que mi padre asesine a todo el pueblo, pero tampoco puedo regresar como si nada hubiera pasado y con una sonrisa saludar a mis padres y decirles "Hey, Que lindo pueblo, ¡eh!, ¿A donde iremos ahora?", seguramente el castigo será atroz, cuando tenía nueve años mi madre hizo que me amarraran a un palo por dos días y todo porque no quise comer un plato de avena, la experiencia fue horrible y después de eso jamás había vuelto a desobedecer, bueno...hasta ahora.

Después de tener una buena reserva de moras en mi estomago y en mis bolsillos, empiezo a caminar hacia el pueblo, los pajaritos hacen una bella melodía y por un segundo se me olvida que tengo que ser cautelosa por los chicos que están a mi alrededor buscándome como perros sabuesos. Una tos me hace salir de mi trance de felicidad y me pongo alerta, miro a mi alrededor y me pego al árbol más cercano que tengo, a mi izquierda a unos cuantos metros sale una niña corriendo feliz con una canasta en sus manos, tiene unos botines cafés y un vestido color crema que le llega por debajo de las rodillas, me escondo por detrás del árbol para que no me vea, ella detiene su paso y mira por donde venía.

–¡Apresurate papá! –su voz tan infantil e inocente me levanta aún más el ánimo.

–Dios santo, espera Danae, recuérdame que las próximas veces no te haga promesas de venir al rio –suelta una ligera risilla y escucho sus pasos.

Me separo un poco del árbol para mirarlo y no es más que unos segundos para que accidentalmente ambos intercambiemos miradas, me vuelvo a introducir en el árbol con la esperanza de que esos ojos grises no me hayan visto.

–¡Danae! Ven a mi lado, pronto –suelta temeroso y la niña lo obedece al notar también mi presencia–.  ¿Quién eres? –suelta.

    Mi primer pensamiento es no contestar y salir corriendo, pero supongo que ellos pueden ayudarme a ocultarme en lo que mi padre y la tripulación se tranquilizan.

VictoriaWhere stories live. Discover now