Victoria

CAPÍTULO 7

El sonido del cuerpo de Hans al tocar el piso inunda la habitación, Danae solloza más fuerte y yo me quedo congelada, quiero atacar pero sería mucho peor.

–Tu lo mataste, Victoria... –le da el arma a Cleo–...No yo, hay consecuencias que hay que pagar, ahora tu responsabilidad es la niña o si no, se verá igual que su padre, te dejaré que te despidas de él y después tú y tu nueva adquisición regresarán al barco.

Se arregla sus ropas y sale con Cleo a sus espaldas, dejándonos solas a Danae y a mí.

Mi interior se derrumba con este silencio, la niña se aferra a mi cintura.

–Lo lamento tanto –mi voz es apenas audible, le tomo sus manitas y me doy la vuelta para verla, sus mejillas están completamente rojas y su llanto es incontrolable, se lanza contra mi abrazándome con fuerza, su tristeza alimenta mi rabia, esto no es justo.

–Pa....pi, mi...i...papá...es...tá...muerto, mi... –su fuerza al abrazarme es equivalente a la fuerza de sus sollozos.

Me quedo en silencio, una lágrima logra escapar de mi ojo derecho, tengo que hacer algo para protegerla, no quiero que suba a ese barco.

–Escucha Dana –le tomo ambas mejillas–. Esto es lo que va a pasar ahora, tengo dos opciones pelear o irnos con ellos, necesito que me muestres si tu padre tenía una espada o un hacha, algo que pueda ayudarme a defendernos, quiero llevarte lejos de aquí, pero no con ellos.

–Pa...pá tiene una...–moquea y solloza–...espa...da vieja, arriba del arma...rio de ma...má –cierra sus ojos y entre sollozos su voz se distorsiona.

Del armario de su madre, me quedo pensando y es donde sacamos el vestido, tomo su mano y voy hacia el armario lo más rápido que puedo, me subo en un banco de madera y efectivamente hay una espada de bronce, un poco más larga y pesada que las que tenemos en el barco a excepción de la más valiosa de mi padre.

–No te separes de mí ¿de acuerdo?

Ella asiente y unos pasos fuera de la habitación me hacen ponerme alerta, tomo a Danae por el hombro y la pongo detrás de mí.

–Victoria, tenemos que irnos –esa voz es de Jacobo, tomo la espada y apunto hacia la puerta, en cuanto la atraviesa se frena completamente, levanta sus manos y me mira–. Wooo, oye tranquila, solo hacemos nuestro trabajo, tu padre fue quien lo mato, no nosotros, tenemos que irnos y tienes que ir con nosotros.

–Quiero irme con la niña, solo ella y yo lejos de mi padre.

–Sabes que no podemos hacer eso, ¿Quieres nuestra cabeza en el suel...

Hago un movimiento con la espada y le hiero el brazo, él se la toma dolido y su mirada se transforma, de su tahali desenvaina su espada y se pone en guardia.

–Si eso quieres, lo vas a tener –lanza el primer movimiento y lo esquivo, doy dos pasos hacia adelante, levanto levemente la pesada espada, la balanceo hacia él pero es tan pesada que tengo que agarrarla con las dos manos, hago otros tres ataques y los esquiva a la perfección.

–Jacobo, ¿por qué tardas tanto? –la voz de Cleo entrando inunda el lugar, no dejamos de pelear Jacobo y yo–. ¿Que rayos hacen? –escucho como desenvaina su espada y eso me pone en alerta por Danae, Jacobo lanza un ataque alto, lo bloqueo y le lanzo una patada en el estomago, esto hace que pierda el equilibrio y se caiga de espaldas, me doy la vuelta, coloco a Danae a mi espalda, le doy la cara a Cleo y sostengo frente a mi la espada esperando el primer ataque–. No quiero hacerles daño, ¿qué te sucede?, Victoria cielo santo, estamos de tu lado.

–Si estás de mi lado déjame irme con la niña, sabes que el barco no es un buen lugar para ella, por favor Cleo, yo tampoco quiero hacerte daño, ¡maldita sea!, por favor.