Me senté en las gradas, vi cómo jugabas mientras una señora hablaba de lo bien que jugaba su hijo. Te esperé sola a que salieras del vestuario y te acompañé a casa en donde estaba tu mamá, hermana y sobrinos y por tercera y última vez me invitaron a quedarme a comer.
Y duele porque odio el fútbol y me incomoda hablar con tu hermosa familia pero soy demasiado tímida.
Pero me encantó porque estabas ahí.
Y no sabías lo que yo sentía.
-A