Amistad y Borrachera

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Era un nuevo día en la Aldea de Konoha, era temprano y hacia un lindo día, el sol estaba ya iluminado gran parte del lugar haciendo que una mujer se empezara a despertar.

Los rayos del sol alcanzaban el rostro de una pelinegra logrando que se moviera un poco y se chocara con un cuerpo, la pelinegra al no comprender quien estaba en su cama abrió los ojos vio a Iruka. Los recuerdo de anoche aparecieron en su mente sacándole una sonrisa.

Buscó un reloj por la habitación y vio una al lado de la cama, eran las 6:30 de la mañana, no se preocupaba por los chicos porque estaba segura que se fueron todos de misión, pero se dio cuenta que capaz Iruka tenía que dar clases en la academia.

– Procedió a despertarlo de una..."hermosa manera"– Iruka~.– Dijo mientras lo abrazaba y pegaba sus pechos al suyo.

– Mmm-mm na-nani?.– Habló somnoliento, él abrió los ojos y se sorprendió abriéndolos un poco pero aún así le correspondió agarrándola de la cintura y apretándola contra él— Bueno días, preciosa, ¿Amaneciste bien?.– preguntó suavemente mientras se acercaba a su boca.

– Si... pude descansar bastante bien de lo de anoche.– Acariciaba su espalda y se humedecía los labios intentando provocarlo.

– Y...quieres repetirlo?...ahora? – Dijo mientras la dejaba boca arriba, a su vez él se subía encima y escondía su rostro en su cuello mientras empezaba a repartir dulces besos.

– Puso sus brazos alrededor de su cuello – ¿Tienes tiempo?¿ No tienes que dar clases? – Dijo mientras movía las caderas provocando que su miembro se pusiera erecto.

– Los niños pueden esperar por un día que llegue tarde. – Sentenció para luego besarle con fuerza.

Ella se separó rápidamente y se paró de la cama. El se sentó sorprendido en la cama.
La pelinegra se dio la vuelta desnuda y caminó moviendo firmemente sus caderas.

–¿A donde crees que vas? No puedes dejarme así .– Dijo atrás de ella empujándola contra la pared.

Ella le estaba dando la espalda y sus pechos se apretaron contra la pared, el restregaba su miembro contra su trasero haciendo que se arqueara entusiasmada.

– No pensaba hacerlo.– Contestó para cogerlo del cuello y acercarlo al suyo para que comenzara a repartirle besos.

Sus manos tomaron sus pechos posesivamente, tomó entre sus dedos los ya erectos pezones por la excitación. Besó su cuello y espalda mientras que dejaba sus pechos para agarrar sus glúteos y separarlos para entrar en su agujero mas pequeño.

Entraba despacio...una vez que estuvo dentro la sayan reprimió un grito de dolor, no estaba acostumbrada a tener sexo anal, sumado que ya hace mucho no estaba con nadie.

Él para calmar el dolor beso su espalda, una de sus manos jugaba con sus pechos y la otra bajó por su vientre y pellizcó su clítoris haciendo que gimiera bajito.

El dolor fue desapareciendo y arqueó la espalda y echando la cola para atrás haciendo que el gimiera ronco.

– Estas...ta-an apretada preciosa – Gruñó apretando su pecho y aumentando las caricias en su botón sensible.

– Mue-mu-e-vete –Dijo haciendo un movimiento haciendo que su miembro salga un poco.

Se comenzó a mover despacio pero conforme a los gemidos de ella, él aumentó la fuerza y la rapidez de las embestidas fueron aumentando. Ella estaba perdida en el éxtasis sintiendo como estaba de duro su miembro en su trasero, sus sentidos se amplificaron pudiendo escuchar sus latidos, el golpe de sus cuerpos, como apretaba la mandíbula debido al placer...
Podía oler el olor a sexo en el aire, sus excitaciones  podía sentir la piel arder, ambos estaban sudando.

Una Saiyajin en KonohaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora