Meg llegó algo cansada a su casa.
Así que, apenas llegó a su hogar, se dirigió a su cuarto y se dispuso a dormir,
Estaba entrando a la cama cuando, ¡Oh! Nuevo mensaje.
Con una expresión de duda y curiosidad, tomó su celular.
“Enfermera”
– ¡Hola!
¿Señorita Mangle, no es así?
Visto, a las 10:48 PM.
– Si, soy yo, ¿alguna novedad?
Visto, a las 10:48 PM.
–¡La señorita Joy está despertando!
Visto, a las 10:49 PM.
–Voy para allá.
Visto, a las 10:50 PM.
Mangle se ha desconectado.
Así es, por muy tarde que fuera, Mangle dejó su cansancio de lado.
Sabía que era realmente peligroso salir a esas horas de la noche, así que, pidió un Uber, ¿porqué no?
Tardó 5 minutos en llegar.
Meg se aseguró de cerrar bien, y bajar del edificio, para subirse al automóvil.
–Va al Five Night's at Freddy's Hospital, ¿no es así?–Preguntó el chico que manejaba el vehículo–.
–Así es.–Asintió la chica, quien se había sentado en el asiento de atrás–.
“¡Espera! ¡Yo conozco esa voz!”
–¿Rojo?–Preguntó con un tono alto y de sorpresa–.
–¿Enana?–Contestó con otra pregunta el conductor pelirrojo–.
–¿Que haces conduciendo Uber?–Preguntó la chica–.
–Bueno, de algo tengo qué ganarme la vida.–Contestó Foxy encogiendose de hombros–. Toma un caramelo.
–No, gracias, no quiero un caramelo.–Contestó la albina–.
–Mangle.–Foxy la miró por el retrovisor–. Todos los uber siempre traemos caramelos en el auto, nadie nunca quiere caramelos, no era una pregunta, no compré los caramelos para nada, ahora vas a tomar un caramelo.
–Vale...–Confundida, la chica tomó el caramelo qué su amigo le ofrecía–. Por cierto, ¿de donde sacaste el auto?
–Es prestado.–Contestó el pelirrojo–. No duraré mucho tiempo trabajando de uber pero ganaré lo suficiente.
–Ah, genial.–Luego de esa pequeña conversación, el viaje fue callado, hasta qué por fin Mangle llegó a su destino–.
–Muchas gracias.–La muchacha le pagó a su amigo, y cuando estaba apunto de cerrar la puerta, este le dijo:
–Mándale mis saludos a Joy.
Mangle sólo asintió, terminó por cerrar la puerta y rápidamente entró al hospital.
Sin importarle nada, simplemente subió lo más rápido posible por el ascensor hasta llegar a la habitación de su tan amada novia.
Para su sorpresa, Joy seguía dormida, la enfermera estaba a su lado, tratando de qué reaccionara.
–Oh, lo siento señorita.–La enfermera la miró, su mirada reflejaba tristeza, ella sabía lo ansiosa qué estaba Mangle de ver a la chica–. Ella sólo estuvo despierta unos minutos, y cayó rendida una vez más.
–Oh, ya veo...–Mangle suspiró, realmente decepcionada–. ¿Puedo quedarme aquí esta noche?
–Claro, acomódese.–Dicho esto, la enfermera salió de la habitación–.
–Oh, Joy...–Mangle se sentó al lado de la rubia que yacía dormida, y acarició su rostro con dulzura–. ¿Porqué?
Le dolía, de verdad le dolía mucho.
Hace no mucho tiempo paseaba con su linda novia de la mano por el parque, ¿y ahora? Y ahora ella estaba inconsciente en una camilla de hospital, rodeada de máquinas.–Te extraño tanto...–La albiba acarició el cabello de Joy, con lágrimas corriendo por su cara.
De la nada, el único sonido qué había en la habitación, se había vuelto un pitido largo, muy largo.
¿Joy?
¿¡Joy!?
¡ J O Y !
oh, lo sé, me tardé mucho y me disculpo.
pero antes de que sigan llorando, les digo qué este no es el final, en el capítulo siguiente sabrán todo. ;)