Segunda estafa

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Esa mañana Rafa optó por trotar y, hey ¿qué mejor que la plaza del centro para entretenerse y comenzar un tranquilo día?

Había decidido dejar los auriculares en casa y solamente llevar el teléfono encima, junto a las monedas que su padre como de costumbre había dejado en la mesa esa mañana para él.

El rebote que las monedas hacían en su sudadera era tan molesto que Rafa tuvo que parar su trote para sentarse en una banca. Estaba frustrado y harto de cargar con ellas cada día. ¿Tan difícil era dejar billetes como alguien común? Quería deshacerse de ellas pero Pulpo siempre se negaba a aceptarlas y los chicos se reían de él cuando les pedía tal favor.

Para su suerte, sí había alguien que aceptaba monedas no muy lejos de donde se encontraba.

Se levantó y caminó hasta donde recordaba haber visto el día anterior al chico misterioso tocando la guitarra. No tardó en escuchar acordes y una suave voz, por lo que se acercó a pasos sigilosos hasta él y lo observó a una distancia suficiente para no ser visto. Desde su posición se le hizo un poco difícil entender lo que decía la pizarra a los pies del joven, pero tras un par de intentos logró leerlo con éxito.

«50 pe pal pi en la pla»

Oh, por favor.

No podía evitar querer reír por lo tonto de la frase. Y lo divertido estaba en que Rafa hubiese pagado a cualquier los cincuenta pesos solo porque dicho escrito logró hacerle reír. En serio que ese chico lograba atraer con su música, pero esas frases tontas y ocurrentes que escribía en la pizarra eran la clave de todo a parecer de Rafa.

Rafa quiso hacer una entrada casual y no planificada pero las monedas lo delataron a un par de pasos y el chico dejó de tocar. Se giró, con una sonrisa encantada en sus labios al reconocer a Rafa. O él prefería creer que era por eso y no porque había popó de pájaro sobre su hombro.

Ese día el chico llevaba un suéter rosado con capucha y unos jeans sencillos junto a unas zapatillas para correr. Cómo lograba lucir tan espléndido y fresco tan temprano por la mañana, Rafa no sabía. Pero vaya que le gustaba.

—Eh, bombón. ¿Todo bien?

No, nada bien. Estás ahí luciendo como un ángel caído del cielo y yo estoy sudado, despeinado y con monedas en mis bolsillos. Nada está bien, pelotudo. Pero vos qué vas a saber de verse mal si lucís tan bien.

—Em, sí. ¿Me das ca-

El chico asintió, interrumpiendo a Rafa.

—¿Una canción? Claro. Sabía que serías un gran fan desde el instante en que te conocí.

—Te iba a pedir cambio, no matrimonio. Y no soy tu fan, boludo. —Soltó con el ceño fruncido. Abrió los ojos, perplejo al caer en cuenta de lo que había dicho y quiso disculparse pero la carcajada que el guitarrista soltó lo detuvo.

—Esa es la chispa que buscaba, mi querido Spidey. —El chico le sonrió aliviando a Rafa de sus preocupaciones. Era como si por más cortante y grosero que Rafa se comportara con él, el chico seguiría ahí soportando sus malos modos; incluso parecía verdaderamente divertirse con sus contestaciones.

Si por cada tontería que él dijera el karma lo iba a castigar con una sonrisa de aquel desconocido, pues Rafa se sentía preparado para una verborrea a toda ley.

Muy tarde, Rafa entendió el apodo que el muchacho le había puesto.

—No sos mi Gwen ni cagando, che.

—¿Mary Jane?

—Mejor me voy. —Rafa rodó los ojos y se dio la vuelta, decidido a irse.

Justo eso ganaba por andar de curioso, porque bien sabía que estaba ahí por mera curiosidad y no por necesidad de unos tontos billetes, aunque le gustaba engañarse a sí mismo. Había lidiado con burlas por su tartamudeo, su cabello, su cara, sus fallidos intentos para entrar como arquero en el equipo de fútbol del instituto donde estudiaba y demás cosas. Las monedas eran molestas e innecesarias a su parecer pero se acostumbró con el paso de los años. Así que era plenamente consciente del ridículo que estaba haciendo al ir al parque en busca de aquel chico con una excusa tan patética porque, después de todo, se convirtió en un experto de situaciones embarazosas y cómo reconocerlas.

Monedas en el bolsilloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora