El campamento Oso Blanco

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Luck, como yo, intenta sacar su maleta del barro y hacerla rodar. Para él, este es su primer campamento.
-¡No esperaba que llevaras una maleta tan grande!
Digo, ya que Luck no es ni de lejos ese tipo de gente que tiene que cambiarse de ropa cada media hora.

-Ya ves. - Contesta
-Digo, como no te ibas a llevar mucha ropa...

Luck sonríe y mira a ambos lados como para asegurarse de que nadie escuchase.

-Bueno, llevo otras cosas de utilidad
-¿Que cosas?
-Bueno, ya sabes, kit de espionaje, botiquín de primeros auxilios, dardos con tranquilizantes... Lo normal
-¡No hombre no! Yo me creía una malota por llevarme una navaja y comida...

Consejo #4: no te lleves sólo lo que te dicen que te lleves.

-¡¿Una navaja?!
- Tú te has llevado dardos tranquilizantes.
- Pero porque en Canadá hay osos. Los dardos tranquilizantes no matan a nadie...
-No es para matar a nadie, es para cortar cosas.
-Ajá...

Consejo #5: no te lleves cosas peligrosas. Hacer daño es malo, chicos.

Luck corre cómo puede con su cargada maleta hacia Davis.

Rachel y yo corremos hasta alcanzar el grupo. Cuando lo alcanzamos, empezamos a hablar.

- ¿Cómo crees que nos pondrán en las habitaciones?- pregunto.
-No sé. Cómo les de la gana, seguramente. Sabes, No me apetece que me pongan en una habitación con todo gente que me caiga mal, Miriam.
- Ya, me pasa lo mismo.

Una vez salimos del lodo, hay un camino de piedra el cual conduce a una gran puerta en la muralla. De la puerta cuelgan enredaderas que hay que apartar para pasar. Cómo todo, como el suelo, como el ambiente, las enredaderas están húmedas, y al pasar a través de ellas termino de empaparme.

- Mira. - Me dice ella.
- ¿Que mire qué?
- Allí, en el árbol... Y en aquella esquina... Y, eh... - se gira - Allí, en la entrada.
- Cámaras de seguridad. - Respondo.
- Exacto. -
- Pero eso no es nada malo, ¿No? Quiero decir, mejor, más seguridad. ¿No?
- Claro, no seas paranoica.

En eso Rachel se equivoca, en el diccionario, al lado de paranoica, sale una foto mía.

Tras recorrer con nuestras pesadas maletas un camino muy largo, demasiado largo, llegamos a dos cutres edificios de una sola planta, que en un principio eran de piedra, luego taparon las grietas con cemento, y el techo estaba hecho de chapa. Me preocupa como algo tan cutre nos defenderá del frío de las montañas rocosas canadienses.

Una mujer y un hombre nos esperaban allí. A los que iban primero les dijeron cosas como: bienvenidos al Campamento Oso Blanco, espero que os sintáis como en casa bla bla bla...
Los que íbamos atrás no nos tuvimos que tragar todo ese discurso. Llegamos a tiempo para lo importante.

- ¡Chicos izquierda, Chicas a la derecha! Haced dos grupos, por favor.

No sé movió ni un alma.

- ¡Sepárense, YA! Por favor.

Que dijese por favor tan dulcemente en contraste de la mala leche con la que soltó lo demás dió miedo. Nos movimos.

El hombre que estaba allí acompañó a los chicos y la mujer con mala leche a nosotras.

- Bien, corazones, voy a indicaros vuestras habitaciones, ¿Vale?

El momento clave. Esto decidirá gran parte de nuestra estancia aquí.

Consejo #7: recuerda que tanto los grupos como las habitaciones son para todo el campamento y pueden hacer de él algo maravilloso u horrible.

- De acuerdo, corazones: el edificio se compone de 5 habitaciones, de seis personas cada una, excepto la 1, que es de 8, y un baño con espejos, lavabos, 4 retretes y 4 duchas. Las habitaciones disponen de un radiador, una ventana y un armario, además de su correspondiente número de camas.-

Todos la seguimos mirando.

- ¡Uy, que descuido! Yo soy Evangeline, aunque mis amigos me llaman Eve. Dudas?-

Isabel hizo una pregunta:

- Señorita Eve...
- Oh, no cariño, llámame Evangeline.
- Pero ¿No decías que tus amigos te llamaban Eve?

Evangeline sonrió de oreja a oreja.

- Precisamente, cielo. -
Antes de que Isabel abra la boca para formular la pregunta, sigue hablando:

- Bien, habitación 1: estarán Rachel...-

Cruzo los dedos y pienso para mi misma: ¡Por favor que me toque con ella, por favor que me toque con ella...!

- También estará Lucy, y por último...-

...¡Por favor que me toque con ella!
Evangeline me mira a mí con una sonrisa.

- Por último estará...-

De repente Evangeline se gira.

-¡Daniela!-

¡Pero será bruja la Evangeline esa...!
Rachel me mira como deseándome suerte con mi habitación. Rachel coge a Daniela del brazo, estirándose un poco ya que Daniela es muchísimo más alta que ella. Rachel le dice:
- Vamos, niña rata.-

Evangeline continua:
-Esos serán los inquilinos de la 1, más los que ya residían en ella, en total ocho. Bien. Habitación 2: aquí estarán Ariadna, Isabel y Miriam.- Me mira - Por cierto, amores, ¡Más os vale no cambiaros de habitación nunca, nunca, nunca, por qué si no lo lamentaréis muchito y de verdad!

- Ah... Vale.- Digo yo.

Pues ni tan mal con la gente de mi habitación. Quería estar con Rachel, pero Isabel y Ariadna, pues perfecto.

Me dirijo junto a ellas a la habitación. La puerta del pasillo tiene una ventana de cristal. La cruzamos. En el pasillo están a un lado las habitaciones y al otro una pared con la parte superior hecha de cristal. En el lado de las habitaciones está primero el baño, luego, la habitación 1, y luego un giro a la izquierda.
"Supongo que hay que girar para llegar a las otras cuatro habitaciones."

Entonces cojo la maleta y corro todo lo rápido que puedo hacia la 2 y entro.
Miro las tres literas de dos. Todas las partes de arriba están ocupadas por las que ya están en el campamento. Coloco la maleta a modo de marca de territorio en la mejor cama que queda libre.

Consejo #8: SUPER IMPORTANTE: correr para coger buen sitio en las habitaciones, que son para todo el campamento.

Ariadna coge la de enfrente mío e Isabel no tiene más remedio que coger la peor de todas, la marginada allá en el fondo. Por eso el consejo #8 es tan importante.

Salimos al pasillo. Entre las habitaciones 3 y 4 había un árbol atravesando el techo, que dejaba un hueco donde podría entrar frío. Me quedé un rato mirando al árbol, es que a ver, era un pino, que salía de un hueco de entre las baldosas donde había un hueco de un metro de diámetro lleno de tierra. Tendría un grosor de un metro también, y el tronco salía por techo. Junto a él había una inscripción del constructor: "Me preguntaron porqué deje el arbol aquí. Yo respondí: Bueno, el estaba aquí primero."
Entonces Tiana sale de la 3.

- Mirando el árbol, ¿he?- Me dice.
- Si. Por ahí tiene que entrar frío.
- Bueno, nos lo comeremos nosotras.
- Ja, pues sí.

Sigo el pasillo para salir. Pienso en como colarme por la noche en la 1.
La pared está acristalada, así que me verían. Evangeline me ha mirado muy explícitamente cuando a dicho lo de no cambiar de habitación.
Eh... Pues mira.
Me importa un bledo lo que diga esa bruja.

Cómo sobrevivir a un campamentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora