De camino al comienzo del mejor campamento

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Ahora mismito estoy sentada en el autobús que me llevará a Canadá junto a otras veinticinco personas de mi misma edad. Estoy de camino a un campamento, pero no es un campamento de esos a los que solían ir los adolescentes antes de la tercera guerra mundial, no, este era... Diferente. Todos quieren ir a este campamento. Era un campamento que todo el mundo conocía, con muy buena fama, aunque no era tan solo de entretenimiento. Te enseñan cosas de mucha utilidad en la guerra.

Miro a los del bus. Los conozco a todos, somos compañeros de instituto, los que han podido venir.

Consejo #1: infórmate sobre quién va a ir al campamento y a dónde vas a ir.

Rachel está al lado mío, de pareja de bus. Es mi mejor amiga desde que me acuerdo, y está mirando por la ventana aburrida.
-¿Que tal? - pregunto
-Bah.
-¿Te doy tema de conversación?
-Bien, vale.
-Es que no se me ocurre nada.
-Ya se nos ocurrirá, Miriam.

Yo me llamo Miriam, tengo el pelo castaño, y ni liso ni rizado. Tengo los ojos color ocre y en este momento me duelen los labios porque están agrietados. Llevo una camiseta blanca y pantalones negros. Estoy sentada de malas maneras con los pies en el asiento. No sé porque me han elegido, es decir, por qué estoy en la lista de los que pueden venir, pero, por alguna razón, no dudaba en que me eligieran.

Rachel se da la vuelta y mira el móvil.
Tiene mi misma edad, el pelo marrón oscuro, más o menos largo, y encrespado. Tiene la cara fina y es delgada. La habrán elegido por su forma de pensar, es especial, además es muy rápida corriendo. Lleva un jersey marrón con una cara de un osito Kawaii.

Detrás de Rachel está Ariadna, se está pintado las uñas en medio del bus. Tiene el pelo bastante claro y lleva puestas unas mallas negras con rallas blancas y una camiseta pequeña. También mira al móvil, así que decido mirar al móvil yo también.

Cómo Luck, mi mejor amigo, está en la otra punta del bus, le enviaré un wasap. Tiene el pelo rubio apagado, ojos marrón grisáceo y no me hace falta mirarlo para saber que lleva chándal. Siempre lleva chándal. Se ve a simple vista que ha sido seleccionado por su inteligencia, no hay nada que no sepa cómo construir o hackear. Una vez le pusieron un ocho cuando debía tener un nueve en la asignatura más difícil de todas, y se cabreó tanto que se encerró en su casa a estudiar, sin salir. (y eso que yo intenté convencerle para que viniera con nosotras) Al final sacó un diez de media.

Casi le envío un wasap para que me diera conversación, cuando recuerdo que estaba enfadada con él porque me había mandado 10.000 mensajes con un hack. Seguramente nada más bajarnos del bus se nos olvide que estamos enfadados, pero no quiero ser la primera en mandar el wasap.

Así que sigo bajando entre los contactos hasta que veo a alguien que sí que me puede dar conversación. Lydia. Ella no va a ir al campamento, pero no porque no diese la talla, no quiso venir. Lo cual es extraño, aquí todos nos moríamos por venir, para que nos instruyan, y porque, no se, tiene buena pinta.

Por eso es extraño que no venga. Lydia es de esas personas que se piensan las cosas varias veces y calculan que será mejor.

Antes de que le envíe el wasap, Tiana dice casi gritando, ya que está lejos:
-¡Miriam, mira tu chat con Daniela!

Daniela me ha mandado una foto que acaba de sacar de yo mirando el móvil embobada. Una foto-bulling en toda regla.

Rachel lo ve y me dice:
- Envíale esta... ¡Jajajaja!

Es una foto-bulling de Daniela. Se la envío. Daniela es la chica que ha venido en lugar de Lydia. Es muy muy alta, fuerte, tiene los ojos verdes, es pálida y tiene el pelo negro, planchado y largo hasta la cintura.

Tiana, la chica que me a avisado antes de la foto, es rubia y con los ojos azules, es delgada y un poco más baja que yo. En la videollamada, hablamos de una foto que le ha sacado Tiana a Davis, un chaval gracioso y moreno, el mejor amigo de Luck.

Para matar el aburrimiento en este viaje tan largo veo un par de episodios de Stranger things con Rachel.

Un poco antes de llegar al campamento, todos los móviles pierden la cobertura. El autobús se para en frente de una gran muralla de piedra, como la de un castillo.

Salgo e intento coger mi maleta, pero no puedo con ella, pesa demasiado con todas las cosas que me he traído.

Consejo #2: lleva en tu maleta todo lo que puedas necesitar, pero tampoco te pases.

Isabel me ayuda con la maleta. Es morena con el pelo y los ojos negros como el carbón. Le digo algo parecido a gracias, aunque con todo este ruido no sé lo que contesta. Se va hablando con Batho, un chico que nos saca bastantes centímetros de altura.

No consigo avanzar con el barro, se me pega a las botas. La maleta no rueda y la multitud ya está lejos, pero no estoy sola, Rachel y Luck también se han quedado rezagados.

Cojo mi pesada maleta y avanzo cómo puedo: este campamento no me lo pierdo por nada del mundo.

Consejo #3: nunca te despistes ni te quedes atrás, pero si lo haces, que se quede alguien junto a tí.

Cómo sobrevivir a un campamentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora