Samuel posee una gran admiración por el arte de la danza, por ello decide detenerse en la calle Hayes Valley y observa a un pequeño grupo de chicos bailar al ritmo del HipHop.
—Con ustedes, Sky Dance y su mejor rutina.
Es como el animador los presenta ante el público y todos los reciben con fuertes aplausos.
A Samuel le parece increíble el desarrollo de sus movimientos, así que saca el móvil de alguno de sus bolsillos y comienza a grabar algunas historias para su Instagram.
La música finaliza y las personas observando se exaltan un poco apoyando su talento.
—Llego el momento de los reconocimientos. —dice el animador— Primero, tenemos al líder del equipo, es ¡Jonny!
El bailarín hace una referencia.
De esta manera presentan a cada uno de los integrantes hasta que se acerca el último chico.
—Y para finalizar, tenemos con ustedes al más esperado por las chicas. —algunas mujeres hacen ruido— ¡El es Christian!
Con su piel blanca, ojos claros y cabello rubio, cautiva a todo el público con sus sexys movimientos. Entre ellos, se encuentra Samuel un poco perdido en su mirada. Le parece realmente atractivo pero decide ignorar la idea.
—Quien desee ayudarnos, seria de mucha ayuda.
Dice Christian mientras se acerca con la espera de recibir dinero como apoyo.
Samuel rápidamente toma un billete de cien dólares y lo coloca en sus manos, sus miradas se cruzan por varios segundos y la conexión es evidente.
—Uau, —Christian le sonríe— se lo agradezco mucho.
Sin poder soportar más la ley de atracción, Samuel decide irse de aquella avenida lo más rápido posible. Enciende su móvil escribe un mensaje de texto corto.
"Sigo de camino a casa amor"
Lo envía de inmediato.
De pronto, dos hombres de gran tamaño con rostros cubiertos se acercan a él con intenciones antisociales, uno de ellos tenía una vara de metal en sus manos y con ello lo golpean un par de veces.
—Dejadme, por favor. —grita Samuel adolorido.
El maltrato facilitó que los maleantes le robaran su maletín de la oficina junto a su móvil.
Todo parecía perdido hasta que repentinamente, aparece un chico a salvarlo de tal aberración. Mientras realizaba el acto heroico, Samuel se encontraba en el suelo agonizando de miedo.
—Eh, ¿Estás bien?
Escucha dichas palabras y decide abrir sus ojos. Lo primero que observa es a Christian, el bailarín y ahora rescatante.
Samuel se coloca de pie y le agradece por ayudarlo con lo que hizo, recupera sus pertenencias robadas y ambos se marchan juntos a la estación de trenes.
—
Durante el trayecto, Samuel no dejaba de hacer preguntas sobre las rutinas de baile y los diferentes géneros que se pueden manejar.
—Pareces muy interesado en la danza. —habla Christian.
—Sí, un poco.
Pasa la mano por su nuca, está algo incómodo por la tensión del bailarín.
—Quizá sea algo inapropiado, pero estoy buscando un sitio para dormir esta noche. ¿No sabes de algo?
Samuel queda boquiabierto al enterarse que vive en la calle, nunca imaginó que un chico tan apuesto pasara por tal situación.
Pero las personas hermosas también sufren.
—Oh, vaya. —dice compasivo— Creo tener un amigo con una habitación disponible, solo déjame llamar.
—Sí, sí, seguro.
Christian simula estar tranquilo cuando es todo lo contrario, observa por las ventanillas del tren y escucha la conversación telefónica.
—Entiendo. ¿Podría ser hoy mismo? Sería de gran ayuda. Claro. Perfecto. Te avisare cuanto antes. Vale. —cuelga.
En ese momento, Samuel asiente y ambos sonríen llenos de logro.
—
El espacio es reducido, tiene humedad y esta desahuciado. Pero a Christian le parece genial, es mejor que nada.
—No sé cómo pagarte esto.
—Descuida. —Samuel le coloca la mano en su hombro— Favor con favor se paga.
Ambos se dan un breve abrazo mientras se agradecen por sus buenas acciones. Su relación durante el día ha ido digna de admirar y aun no se han dado cuenta de ello.
—Debo irme, pero tienes mi numero ¿Vale?
Christian le guiña un ojo y chispea sus dientes como señal de despedida.
Durante el camino a casa, Samuel se encontraba analizando todo lo sucedido y ríe un poco. Ha sido una completa locura pero salió algo bueno de todo esto. Conoció a un apuesto chico e imagina la posibilidad de tener una buena amistad con él, o quizás más.
Al llegar, libera su mente para abre la enorme y pesada puerta de su hogar. Levanta su vista y la observa sentada en el sofá esperándolo...
Es Mariana, su novia.
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COMPAÑEROS DE PISSO ©
Short Story"¿Hacemos un trío?" Algunos dicen que tres son multitud, pero creo que si te atreves a leer esta historia podrás conocer como las cosas no siempre son lo que realmente aparentan.