03 | LÁGRIMAS CAÍDAS.

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La actividad sexual entre los hombres de la casa cada vez se realizaba más constante, claro, mayormente no en el hogar donde vivían con la novia de uno de ellos. Los sitios más peculiares eran en una pequeña cabaña al sureste de la ciudad, otras veces en el coche de Samuel y una vez sucedió en las duchas del gimnasio. Dentro del departamento su conducta era de total normalidad como si aquel problema que alguna vez sucedió entre ellos se solventó como los buenos "amigos" que son. Mariana no había demostrado alguna señal de sospecha y se encontraba satisfecha con su forma de vivir entre su novio y el amigo; a demás que Christian casi nunca estaba ya que llegaba en horas de la noche y luego se marchaba al día siguiente por la mañana. Es a eso lo que llaman estrategia.

—Buenas tardes tortolos enamorados.

Dice Christian con su adorable tono mientras llega al departamento. En sus manos tiene algunas bolsas del supermercado.

—Mi querido Christian. —dice Mariana amistosa.

La pareja que estaba en el sofá viendo series en la tv se levanta y se dirige a la cocina a ver lo que Christian ha traído.

—¿Que es todo esto? —suelta Samuel.

—Todo esto es para ustedes mi feliz pareja, y tengo más noticias.

—A ver Chris, cuentandos. —Mariana suena muy interesada.

—He conseguido un nuevo trabajo como asesor de acondicionamiento físico, en el gym donde entrenamos.

Todos en la cocina lanzando un suspiro de alegría contentos por esta buena noticia.

—Y no es lo mejor de todo. —abre mucho sus ojos— El local presta un pequeño departamento algo básico, pero podré vivir allí mientras tenga el empleo.

Samuel no cree lo que ha escuchado y se sorprende un poco con todo esto. Él no quiere que se marche, le gusta vivir con el y su novia. Sus dos amores.

—Espera ¿Qué? —dice exaltado.

—Así es amigo mio, los dejaré libres de nuevo. 

—Pe-pero nos haces bien aquí, de hecho nos agrada tenerte en casa.

—Cariño, —interrumpe la novia— esta claro que quiere su propio espacio, independizarse. ¿No lo ves?

—Sí amor, puedo entenderlo.

—Además, tú, y yo... —Mariana hace un camino con sus dedos por el brazo de Samuel hasta que llegar a su cuello— Tendremos mucho, mucho tiempo para nosotros.

Le da un beso mientras Samuel fulmina a su amante con la mirada.

Christian solo observa las reacciones de ambos como si lo estuviera disfrutando, ya que al parecer no solo siente placer cuando folla con el novio sino que también le agradan sus conversaciones contradictorias de la parejita.

    

Los hombres de la casa se encontraban viendo la transmisión del Super Bowl mientras Mariana hablaba por el móvil con su amiga Karina. Samuel siente la necesidad de retomar el tema de la mudanza en ese momento ya que lo ve algo injusto por el hecho de no saberlo antes, entre dientes le notifica lo molesto que está y le avisa que ya tiene en mente todos los castigos por hacer lo que no se debe. De pronto su pequeña conversación es interrumpida por algunos gritos que suelta la novia.

—No me jodas. No puedo creerlo.

Ambos chicos se preocupan un poco de su reacción hasta que cuelga el móvil y se dirige corriendo al sofá muy conmocionada.

COMPAÑEROS DE PISSO ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora