No se porque me siento hací, desde que lo vi besarse con esa, algo dentro de mi se rompió, podía escuchar como ella le decía te amo, y el le correspondía y la tomaba de la cintura. No pude aguantar más y salí corriendo, me dirigí al gimnasio, en donde estaban mis Sempai's, al verme con lagrima en los ojos corrieron a auxiliarme, Sugawuara me acuno en sus brazos con un bebé, mientras yo escondía mi cabeza en su pecho, no podía, había visto a Kageyama, la persona que más ame besándose con Hitoka alguien que considere una amiga. Se que es estos momentos todo el equipo me está viendo llorar, claro a expresión de Tobio que se está besuqueando con esa chica rubia. Me había costado cinco meses enamorar a un chico como el, cinco largos meses, ahora se por que el, me decía que no cuando lo invitaba a merendar conmigo me decía que tenía que hacer algo importante o cuando le decía que me acompañara a los vestidores, la misma excusas siempre.
— ¿Pasó, Hinata?— me pregunto Suga, no quería hablar, ya que las palabras no salían solo me limité a abrazar más fuere a mi sempai, después de todo, es como una madre para el equipo.—Pequeño, cuéntale a mamá Suga, porque estás llorando.
Decía con un tono maternal. No resistí más y lloré con más fuerzas, estaba tan destrozado, había escondido todas mis penas bajo una sonrisa, tantas noches que me encerraba en mi cuarto a llorar, Kageyama siempre me trató mal, cuando se enojaba por hablar con otro hombre o con alguna chica, me sugería a muy fuerte de las muñecas, dejándolas con moretones. No le había contado esto no a mí madre ni a Suga, lo tenía guardado en mi interior, para que nadie sufriera por mi, pero está ahora salió a la luz todo por culpa de nuetra manager.
— A ver cuéntame lo qué pasó necesito sabe...— Daichi otro-san no tufo seguir ya que la puerta del gimnasio se abrió, yo gire un poco mi cabeza en dirección a la puesta, encontrándome con un Kegeyama dejo como siempre, y una Hitoka sonrojada, al ver esa escena, más lagrimas salieron sin parar.
— ¿ya empezaron a entrenar?— pregunto Hitoka, tan inocente y tonta a la vez, como la odio.
— No, Hitoka-san— dijo Sugawuara educado como siempre, sin dejar de acariciar mi cabello. De un momento a otro Kageyama y yo conectamos miradas, mies ojos se cristalizaron otra vez y más lagrimas salían, tome de la chaqueta de Suga y me escondí mi cabeza otra vez en su pecho, no quería verlo, no en este instante.
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Creo que me volví a enamorar...
Teen FictionShōyō Hinata, tiene el corazón roto y Oikawa ara todo para repararlo