La pescadería

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-Deberías irte ahora-el hombre miró a la mujer morena y alzó su rostro. 

-¿es necesario que vaya a ese lugar de mala muerte?-lo repitió por mílesima vez desde que se había enterado de su nuevo trabajo, eso hace menos de una semana.

-ya te he dicho todo lo que debes hacer-miró hacia otro lado, y pareció suspirar.

-Esto es más de que lo que pensaba...-hablé- sé que es importante para ti que todo esto salga bien, pero ese es un lugar horrible, he escuchado historias sobre todo de ....

-Basta-el hombre golpeó la mesa- ya has aceptado hacer esto, no hay marcha atrás ¿cuento contigo?

Lo miré un par de segundos, y si ese hombre de rostro cansado y cabello gris fuese cualquiera ya estaría muerto, pero no, era casi un padre para mí y no podía fallarle después de todo lo que había hecho por mí.

-Cuentas conmigo.

-Muy bien lana, partes mañana a primera hora-pareció sonreír-buena suerte.

***

Partí a la pescadería exactamente a las cuatro a.m, si bien no tenía intención de trabajar un sábado, mi padre y su edad ya le estaban superando, en especial luego de la muerte de mi madre, fue un duro golpe para mí y él, pero logramos de alguna forma superar su muerte y seguir adelante, aún así papá y yo teníamos que seguir con nuestras preocupaciones y eso concierne a la pescadería.

-Soledad, llegas tarde hoy-mi padre me miraba con ojos de cansancio, ya pasaba los sesenta años de edad mientras yo hace solo unos meses había cumplido veinte años.

-Disculpa papá-lo miré sonríendo-pero pronto estarás de cumpleaños y estaba preparando tu sorpresa-le guiñé con mi ojo.

-Ven acá hija mía-abrió sus brazos y yo corrí como cuando era pequeña, sentir su cuerpo junto al mío y que me transmita ese amor incondicional me hacía muy feliz, y él lo sabía. El abrazo no duró demasiado y ya debíamos volver a nuestra realidad: la pescadería abría todos los días exactamente a las seis a.m, y desde que había terminado la escuela hace ya dos años mi único trabajo y sentido de la vida era este, trabajar hasta las seis del mismo día pero de la tarde, salir de vez en cuando con mis amigas e intentar conseguir algún otro empleo decente.

-Hija-miré a mi padre-¿qué te sucede hoy Sole? Parece que estas en las  nubes, ven y ayúdame a subir los pescados. 
Subí a nuestro pequeño puesto en el que básicamente caían dos personas y lo demas era para lo que vendíamos.

-Hoy estarás prácticamente sola atendiendo-mi padre se sentó en uno de los puestos que teníamos, me observó fijamente- tengo que ir al ayuntamiento, el alcalde quiere que lo ayude en algunos problemas que se han presentado.

Mi padre hace algunos años atrás trabajaba en el ayuntamiento, pero con la llegada del ex-alcalde todos quienes trabajaban allí habían sido despedidos inlcuido papá, pero Max, un viejo amigo de mi padre que había hecho campaña para presentarse como nuevo alcalde, había ganado y con él algunos puestos habían vuelto, pero mi padre ya había conseguido la pescadería y no volvería allí. Aún así, ayudaba a Max con todo lo referente a problemas administrativos. 

-¿Estarás bien?-mordí mi labio, sabía que tendría que acostumbrarme a la idea de que me encargaría sola de la pescadería, pero no sabía que sería tan pronto.

-Sí papá-intenté sonreírle- ve tranquilo. Se acercó para depositar un beso en mi coronilla y se despidió con un movimiento de mano.
Resoplé resignada, hoy sería un día agotador.

Pasadas algunas horas de gente que venía a hacer sus compras rápidas de pescados, Lean apareció dándome un susto.

-Maldita sea Lean!-grité-hombre que me has dado un susto de muerte.

Only You (Temática Lésbica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora