Capítulo 23

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-¡Yuuri! ¡Bienvenido a casa!
-Ya llegué.

El peliplata abrió los ojos de golpe al reconocer la voz que venía entrando. Él y Phichit habían llegado antes que Yuuri, así que el ruso se quedó haciendo guardia en la sala hasta caer dormido, con la idea de ser el primero en recibir al japonés.

Las inconfundibles patitas de Makkachin se escucharon sobre el piso flotante, para luego llegar a sus brazos meneando la colita y lamiendo el rostro de su dueño sin contención, el sentimiento de extrañarse era mutuo, por lo que el ruso le dió un fuerte abrazo en cuanto llegó hacia él.

Los ojos azules se dirigieron hacia la entrada de forma impaciente, donde el japonés y su compañero de departamento conversaban anímicamente sobre el viaje de cada uno. El menor se quedó prendado de la bella y relajada sonrisa de su senpai, hasta que éste le dirigió la vista y le saludo con la mano anímicamente mostrándole una sonrisa amplia y cariñosa.

Por la mente de Victor aún pasaban pensamientos desagradables, pero Yuuri, ajeno a la tormenta de sentimientos por la que estaba pasando el menor, se acercó hasta él para acariciar su cabeza con cariño.

-¿Qué tal el viaje?

-Aburrido -Confesó el menor. Yuuri sonrió ampliamente.

- Ahora todo estará bien, Vicchan. -El mayor bajó su mano desde la cabeza hasta el rostro del pequeño, acunandolo- ¿Ya viste tu habitación?

Victor ladeó la cabeza, y colocó el dedo índice derecho sobre sus labios.

-¿Tengo una habitación?

-No podemos dormir en una cama de plaza y media para siempre -rió el japonés, para luego insitar al pequeño para que se levanté del suelo- Ven conmigo.

El peliplata le tomó la mano y ambos se dirigieron dentro del departamento. Era más amplio que el anterior, el living y la cocina estaban separados, tenía tres habitaciones y dos baños además del cuarto donde se encontraba la ducha y la bañera.

Al final del pasillo había una puerta de color madera, que daba a una pequeña y estrecha habitación. Cabía apenas una cama de una plaza y un angosto escritorio, sobre éste había una pequeña televisión, tenía un closet incorporado que estaba a los pies de la cama y además una ventana mediana que estaba en la cabecera. Frente a la misma, hacia el lado izquierdo había otra puerta.

-Estaremos al lado -Dijo Yuuri abriendo la puerta que estaba dentro de la habitación- puedes visitar mi cuarto por acá.

Victor se asomó por la puerta, para encontrar al otro lado la habitación de su senpai. Ordenada, con algo de polvo, se notaba que no había sido utilizada en varios meses. Era el doble de grande que su habitación, tenía una cama de plaza y media con un cobertor azul, un escrito, un closet, un estante grande con varios libros, juegos, una que otra figura y también fotografías. Si Victor hubiera tenido que describirla, diría que todo era muy “Yuuri”.

Los ojos azules miraban brillantes y atentos cada detalle.

-¿Qué te parece? -Yuuri posó su mano en la parte baja de la espalda del menor, hablando con un tono seductor desde atrás- Podrás visitarme de noche cuando quieras.

Victor se tensó mientras sentía cómo su rostro se ponía completamente rojo, no pudo evitar mirar a Yuuri con un puchero algo enojado. El pelinegro rió al ver su rostro.

-Hablo enserio, sino tendré que ir yo por ti.

El peliplata tapó su rostro con ambas manos antes de responder.

-Acabas de llegar, ¿y es lo primero que piensas?

- Por supuesto -Respondió Yuuri divertido quitándole las manos al peliplata para poder besar sus labios con dulzura- Soy un hombre con necesidades, es tu culpa que me ponga así.

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