Capítulo 25

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-Yuri Plisetsky.

-¡Hey, Beka! ¿Qué tal Tokyo?

-Bien -Sonrió el moreno mientras se acomodaba el teléfono para sujetarlo con su hombro, y así continuar con sus quehaceres en el minisuper- ¿Qué tal tus vacaciones de verano?

-Todo normal, posiblemente iremos a Kyoto la próxima semana, llevaré a Potya.

-Suena divertido, disfrútalo.

-Te mandaré algunas fotografías.

-Las estaré esperando.

-¿Hay novedades en el trabajo? ¿Y el cerdo?

- Hmm… -El kazajo tomó el teléfono para revisar la hora, para luego seguir hablando.- entra en unas dos horas.

-¿Cómo se está comportando? ¿Notaste algo extraño?

-No me gusta que llames para esto.

-Dame información y dejaré de molestarte, ¿Acaso no tenemos una alianza? Recuerda que le salvé el trasero al estúpido de Emil.

-Tienes razón, te lo agradezco… -Suspiró el moreno derrotado.- No lo sé, es alguien normal. No habla mucho de él, pero es agradable.

-Ten cuidado Beka, no caigas en su juego, lo mismo creía de él al principio.

-¿Te ha dado alguna vez razón para desconfiar de él? Creo que solo lo odias por hacer sufrir a tu primo hace años...

-¿Hacerlo sufrir? ¡Lo hizo desapa…!

-Debo colgar -Interrumpió el kazajo- luego hablamos.

Otabek cortó la llamada, estaba en agachado ordenando mercadería cuando sintió la campanilla de la entrada. Se levantó rápidamente y guardó su teléfono en el bolsillo, pues en ese horario de la tarde había poca afluencia de público y era el único empleado en la tienda.

-Bienvenido… -Su expresión neutra cambió a intriga cuando vió a quien acababa de entrar- ¿Katsuki…?

-Buenas tardes, Otabek -Respondió con una leve sonrisa, entrando a la tienda.- Iré a cambiarme.

El kazajo asintió, intrigado por la presencia del japonés antes del horario normal. Continúo con su trabajo hasta que el pelinegro volvió con su uniforme puesto y listo para empezar la jornada.

Le llamo la atención que se veía pensativo e incluso algo cabizbajo. A diferencia de su amigo ruso de Hasetsu, para Otabek el japonés parecía alguien de buen corazón, esforzado, amable, atento y sensible, algo así como un buen amigo a quien aspirar, por lo que la inquietud de conocer qué le ocurría le hizo proponerse pasar la barrera de compañeros de trabajo y averiguar qué le ocurría al mayor.

Luego de un largo silencio estando juntos cerca de la caja registradora, el menor pronunció palabra, aprovechando la ausencia de clientes.

-¿Puedo decirte… Katsuki-senpai?

Yuuri le miró extrañado, a lo que el kazajo volteó la mirada, no pudo evitar sonrojarse un poco, quizás había sido una mala manera de romper el hielo.

-Quiero decir… -Trató de explicarse algo nervioso- Eres mayor, y llevas más tiempo aquí… ¿Eso te vuelve mi senpai, o no?

-Creo que tienes razón -de los labios del japonés se esbozó una amable sonrisa- Victor solía llamarme así…

Otabek tomó atención a sus palabras, nunca antes había mencionado el nombre de Victor.

El primer día que Otabek fue a trabajar se sorprendió con demasía al ver a Yuuri, era de aquellas vueltas que da la vida que muchas veces es preferible que no ocurrieran, dentro del corazón del kazajo aún había culpa por haberlo golpeado sabiendo que estaba ebrio, pues le consideraba alguien inocente.

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