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Seungkwan recorría con sus manos la espalda de su novio, arañándolo de vez en cuanto por todas las sensaciones que le hacía sentir, en esos momentos no sabía si había bajado al infierno por ser un pecador o al cielo por tan grata sensación.

—Han-Hansol~.

El menor estaba disfrutando de aquellos jadeos que dejaba salir su novio, le gustaba que Seungkwan  se deshiciera entre sus brazos, eso le hacía saber de que el mayor estaba disfrutando tanto como él, le hacía saber que su novio recibía muy bien sus sentimientos.

—Seungkwanie~ 

Y ellos se unieron una vez más, porque pese a no ser su encuentro tan constante, ellos lo disfrutaban y cada vez se hacían más adictos al tacto del otro y eso para ellos estaba bien. 

Porque ambos se amaban y pese a todas las críticas que su relación recibía ellos seguían ahí, el uno para el otro.




















Hansol abre sus ojos y su mirada queda en el techo de su habitación, la noche anterior había sido una de las tantas que había pasado en compañía de su novio, una de las tantas que había disfrutado gracias a Seungkwan y daba más razones para querer seguir a su lado, además del deseo carnal, está también ese amor por él que no logra descifrar, pero eso no le da importancia porque los sentimientos se viven y no se analizan.

Porque no todas las palabras son dichas, ni todas las voces son escuchadas.

Me encantó esta frase que escribí en Historia :v ES MÍA.

Stultus FuisseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora