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Sus labios sentían una pequeña presión que reconocía a la perfección, había cerrado sus ojos por instinto, pensaba que tal vez Hansol le levantaría la mano y estuvo esperando aquel golpe que nunca llegó; En su reemplazo, obtuvo un beso apasionado pero a la vez frío. Abrió sus párpados lentamente y pese a que él terminó con su novio, no lo alejó, simplemente se dejó llevar.

Sintió que un líquido un tanto salado se hacía partícipe de su beso, abrió nuevamente sus ojos para saber de dónde provenía, puesto que ese no era el sabor de Hansol, y lo vio.

Vio las lágrimas de Hansol rodar por sus mejillas y colarse por los labios de ambos, sus pestañas se observaban húmedas y lentamente ambos se fueron separando de aquel toque que sus labios les ofrecían. Todo parecía tan sombrío.

—Por favor.—El menor suplicaba con la mirada.—No me dejes.

Seungkwan bajó la mirada, no podía mirarlo a los ojos, no después de aquellas palabras que tan profundamente se clavaron en su corazón. Claro que no lo quería dejar pero eso era algo de lo cual no tendría que privarse, no puede darse el lujo de sufrir de nuevo, puede sonar egoísta de su parte, pero simplemente no quiere sufrir más.

—Lo siento.


Stultus FuisseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora