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El cuerpo de Seungkwan se estrelló contra la muralla mientras que varias llenaban el cuarto en el que él y un grupo de chicas se encontraban, maldición, su cuerpo ardía por los múltiples golpes que había recibido desde arañazos hasta patadas en todas partes.

Mientras que trataba de que a sus pulmones le llegaran la máxima cantidad de oxígeno posible, escupió al suelo un poco de sangre. Con esfuerzo, sus ojos se conectaron con una de sus abusadoras pero esto  solo causó que los golpes que hace poco se habían detenido comenzaran otra vez. 

—Bas...Basta.

Suplicó el mayor mientras sus brazos trataban de proteger su cabeza y parte de su abdomen, estaba en posición fetal para tratar de parar los golpes.

—¿No creen que... deberíamos parar?.

Los golpes se detuvieron y varias del grupo se giraron hacia una chica con gafas la cual solo observaba, se llevó ambas manos a su pecho y poco a poco empezó a dar pasos hacia atrás.

—¿Qué es lo que dices Yang?.

La chica titubeó al principio.

—Nos estamos pasando, sé que quieres volver con Hansol pero éste no es el modo.

—Tú no sabes nada. ¡Guarda silencio!.

—Pero.-

—¡Pero nada!.

Y nuevamente una oleada de golpes arrasó con lo que era Seungkwan.






























Hansol besaba con ternura aquellos labios que tanto le gustaban, sus brazos rodearon un sutileza tratando de en lo posible no transformar ese suave abrazo en algún tipo de tortura para el cuerpo de su novio, lo habían herido tan cruelmente que él juro frente a las estrellas que nada más podría lastimar a Seungkwan y no tener consecuencias, él resolvería todos los problemas que acomplejaran a su pareja.











Stultus FuisseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora