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A Seungkwan lo despertó el sonido de su reloj, pese a que no quería levantarse igual lo hizo porque no le quedaba de otra.

Suspiró pesadamente mientras que se llevaba ambas manos a la cabeza, últimamente no había podido dormir bien, sus noches se basaban en llorar hasta las altas horas de la madrugada y cuando por fin podía conciliar el sueño despertaba debido a las pesadillas que tenía.

No quería salir, quería estar en su cuarto y llorar todo lo que sus ojos le permitiesen. Puede que su actitud fuera un poco infantil, puede que su forma de lidiar con sus problemas no fuera la mejor pero no podía hacer más, tenía miedo.

Miedo de salir y afrontar sus problemas, miedo de ver a su ex novio a los ojos y desmoronarse allí, destruir todo lo que le ha costado para poder conservar su dignidad, sabe que hizo lo correcto pero eso no quiere decir que le duela.















Los días de Hansol cada vez era un poco más grises, parecía que su sonrisa fue borrada de un día para otro, ya no era la persona que solía ser con esa confianza que desbordaba por todo su cuerpo. Su alma simplemente había desaparecido y todos a su alrededor sabían quién era el responsable de eso.

Aunque nadie lo culpaba, todos eran conscientes de que era lo mejor para ambos. 

Hansol cerró su casillero de un fuerte portazo y con la mirada perdida en sus pies, caminó un poco sin levantar la cabeza hasta que esa suave risa que tanto quería llegó hasta sus oídos. Rápidamente levantó su cabeza y lo vio.

Seungkwan se estaba riendo pero esta vez, él no era el causante de eso.

—Seungkwan.

Murmuró pero fue lo suficientemente claro como para que él escuchara.

El mayor lo miró por unos segundos, un poco sorprendido por habérselo encontrado puesto que lo había estado evitando todo el tiempo posible.

—¿No vamos Kwannie?.—Seokmin tiró un poco de su brazo para que avanzara.—Tengo muchas más cosas de las que quiero hablar contigo.

—Claro.—Le dedicó una última mirada a su ex novio y siguió caminando, recodándose el porqué  había terminado.—Vamos.


Fin.

Pido disculpas por haber estado desaparecida tanto tiempo

Stultus FuisseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora