Capítulo 8

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Me he despertado muy pronto, es todavía de noche. He tenido un sueño raro, no ha sido una pesadilla, pero digamos que cuando te despiertas no tienes una sensación agradable en el cuerpo. 

Estaba en una habitación, la misma que en el otro sueño, en la cama, pero esta vez estaba desatada, las correas colgaban de la cama y tocaban el suelo.  Esta vez no había nadie, estaba yo solo, perdida. No sé dónde estaba. En cambio, oía voces. Era una voz que conocía, creo que era mi madre. Hablaba junto con otra voz masculina, pero no era la de mi padre. Era un poco más grave, y como más...anciana diría yo. No llegue a escuchar mucho, hablaban bajo. Solo pude oír que mi madre decía: 

-         Mira en que estado esta, ¿que vamos a hacer?

Y luego el hombre decía algo, pero no pude oír porque hablaba bastante bajo. 

Siguieron hablando un rato, y luego de repente oí una voz, una voz que conocía, una voz suave e inolvidable. Madelame. Creo que lloraba. Oí que dijo:

-         Me da mucha pena, es horrible, ¿cómo ha podido acabar así? 

Pero quien, ¿de quién hablan? ¿Quién da pena? ¿Quién ha acabado así?

De repente caigo en la cuenta de que no he oído a mi hermana. Si Madelame está con mi madre es que no hay clase, entonces si no hay clase mi hermana debería estar con mi madre. ¿Dónde está? Solo es un sueño, un sueño raro. Pero me ha dejado preocupada por mi hermana, necesito saber de ella, si está bien. No sé cómo salir de este bosque, pero sé dónde hay ranchos, y en uno de esos ranchos hay ordenadores. Quizás puedo colarme e intentar enviar un email a mi madre para tener noticias. El problema es que el rancho que tiene ordenador fijo es el de los dueños que solo vienen de vacaciones, y quedan unos dos meses para las vacaciones.

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