➏. α

688 87 193
                                    

Nunca he sido acomplejada con mi cuerpo. Me gusta mi figura y lo que he logrado con una rutina sana y deportiva estando en Boston. No siento que tenga un cuerpo perfecto, pero sí estable y normalmente atractivo para algunas personas.

No obstante, en estos momentos la complejidad me llena. Me siento avergonzada, por no decir fea, de estar semidesnuda al lado de Gray cuando él se ve como esos modelos buenotes de ropa interior que se fotografían en las playas.

Está empapado de agua salada y las gotas resbalan por todo su cuerpo intensificando más esa imagen atractiva.

Mientras ¿yo?, estoy luciendo un ridículo bikini color lila con lunares blancos y volados arriba y abajo.

Siempre me han gustado las piezas con encaje, flores, estampados, volados y todas esas cursiladas; nunca en mi guardia he elegido usar una ropa interior de un solo color o sencilla, y lo mismo pasa con los vestidos de baño. Pero en estos momentos el vestido que llevo de repente me parece de lo más infantil y feo; me viene a la cabeza que una mujer como Ultear usaría un vestido de baño sencillo de color oscuro haciéndola lucir sexy, que considerar siquiera elegir una pieza tan ridícula como la mía que, para rematar, decidí acompañar el look con un par de coletas bajas en mi cabello.

Suspiro acercando más mis rodillas al pecho. Genial, ahora de la nada me estoy comparando con Ultear.

Tal vez sí que tengo el autoestima por el piso en presencia de este hombre.

Por mi visión periférica veo que se levanta de la arena y empieza a buscar algo en los bolsos. Trato de concentrar mi atención en el mar donde Mira, Cana y Levy están enterrando a Gajeel en la arena... hasta la cabeza. Vale, supongo que van a hacer alguna figura o algo así. Lucy y Natsu si están dentro del mar; más allá, apenas logro ver sus cabezas juntas regalándose cariñitos.

Me pienso seriamente el huir de esta situación e irme corriendo a ayudar a las chicas a matar a Gajeel, pero las palabras de Lucy me taladran la cabeza y decido tratar de «enfrentar» esta situación.

Por una vez entre los dos, no voy a ser yo la que se comporte como una cobarde.

Pego un respingo cuando una sombra se cierne sobre mí y Gray se sienta otra vez a mi lado; encima de la tela que yo he puesto en la arena para mí. Levanto la cabeza y me doy cuenta de que ha puesto una enorme sombrilla armable en la arena para nosotros.

Lo miro. Frunzo el ceño cuando desvía la mirada rápidamente y exhala con aparente relajación estirando su cuerpo.

Mierda, me estaba mirando.

—Estaba tomando el sol. —digo con la boca pequeña.

Sus ojos grises se encuentran con mi mirada oculta tras las gafas y frunce el ceño confundido.

—¿Por qué?

—¿Por qué, qué?

—¿Por qué querrías broncearte si estás perfecta así?

El silencio más incómodo que una se pueda imaginar se cierne sobre nosotros. Aunque a juzgar por lo rápido que va mi corazón, probablemente Gray sí que pueda escuchar eso.

Pero entonces abre los ojos de par en par como si apenas se hubiese dado cuenta de lo que dijo. Sus mejillas adquieren un tono rosaseo y a continuación tose con incomodidad fijando su vista en el mar. Yo hago lo mismo el doble de veces más incómoda.

Vale. Me replanteo seriamente la idea de usar bronceador y ponerme la piel como un pan tostado después de esa declaración. Cuando alguien que jugó contigo llenándote de mentiras, te dice después de un tiempo que te ves bien, una SABE que es todo lo contrario.

Last time [Parte I] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora