Last time [Parte I] ©

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Sinceramente, nunca pensé que sentiría este sentimiento de tristeza y arrepentimiento a pocos días de volverme a mi casa. Tristeza, porque estoy segura de que no volveré a compartir momentos con mis amigos durante un buen tiempo, y arrepentimiento por no haber aprovechado realmente los primeros días aquí por estar abrumada con otras cosas.

Lucy había tenido la razón todo este tiempo; la clave estaba en dejar de recordar las últimas veces con la persona por la que hui a otro país, y centrarme en el presente. En siete años son muchísimos los cambios que puede tener una persona, y ciertamente me he llegado a sentir encantada con el Gray del presente.

Estoy segura que, a diferencia de la última vez que me fui de Reino Unido, esta vez sí extrañaré cada detalle de lo vivido.

Desde que llegué aquí, tenía miedo de volver a vivir lo ocurrido en el instituto si me acercaba demás a Gray otra vez, pero vamos a ver que, irónicamente, eso era justo lo que necesitaba para olvidarme de todo; su compañía resulta ser ese bálsamo que necesitaba para curar esas heridas de recuerdos despreciables por recuerdos bonitos y agradables.

Ser su amiga fue de las mejores decisiones que pude tomar estas vacaciones.

Y lo mejor de todo es que es real.

—Creo que ya lo sabes. Le gustas mucho.

Me quedo mirando los músculos de la espalda de Lyon, que se tensan al correr hacia el mar junto con los demás cargando sus tablas de surf.

Emito un largo suspiro tumbándome por completo en la arena y a continuación miró a Gray tumbado junto a mí.

—Lo sé, pero él a mí no.

Él se queda mirándome con la cabeza apoyada en un codo.

—Pero tú al inicio...

—Oh, Dios. No. —le interrumpo de inmediato dándome la vuelta. Aunque ya me he acostumbrado a que Gray me vea con mi ridículo bikini color lila, aún así me resulta vergonzoso estar casi desnuda delante suyo.

Sus ojos enseguida bajan a mi culo lleno de arena, y yo resoplo avergonzada por lo ridícula que debo verme todavía más.

—Es atractivo y no tenía ninguna razón para negarme. —le digo con sinceridad, apoyada con los codos y levantando los hombros.

Gray me mira con el ceño fruncido.

—¿Y por qué lo haces ahora?

—¿Por qué estás tan seguro de eso?

Él abre la boca, pero no consigue decir nada, y en lugar de eso frunce más el ceño apretando los labios. Inevitablemente me río. Cualquiera que no nos conozca, diría que está enojado.

Aunque si lo pienso un poco más, tal vez sí que lo está. Algo que descubrí en este tiempo es que los hermanos Fullbuster-Vastia no se llevan precisamente bien; son muchas las veces que los he encontrado discutiendo al lado de mi dormitorio y apartados de los demás, pero cuando estamos todos juntos vuelven a ser los amigos que se lanzan bromas e indirectas incomprensibles entre ellos. No sería ninguna sorpresa que a Gray no le agradace la idea de que esté entre las sábanas de su hermano.

—Lyon no me gusta, Gray.

Él copia mi posición mirándome a los ojos.

—Ahora es difícil creerte.

Sonrío.

—Creételo. —mi nudo en el pecho se hace presente con lo que me atrevo a decir a continuación—: de hecho no me gusta nadie en particular.