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Gray me espera en la salida del hotel y en cuanto me ve, se encarga de ayudarle al boton a llevar mis pequeñas maletas hacia su auto como si alguien también le estuviera pagando a él para que lo hiciera. En serio, lo hace a tal prisa que parece que fuera su trabajo.

Yo lo dejo hacer porque no me apetece dirigirle la palabra a no ser que sea necesario, y en su lugar me fijo en el modelo de su lujoso coche.

Gray estudió Derecho y sé por Lucy que le va muy bien en su trabajo; aunque todavía es un novato en la abogacía, cualquiera que viera la forma elegante como va vestido y la preciosidad de su Audi negro, diría que ya tiene añales de experiencia en el tema.

Yo también tengo un coche en Boston, un Smart Roadster azul que me regaló mi padre en mi último año de universidad. Ese auto es el amor de mi vida y ahora que pienso en él me arrepiento de no haber hecho las cuestiones para traerlo. Después de todo no sé exactamente cuanto tiempo estaré aquí.

Lucy y yo no eramos muy cercanas en el instituto, de hecho yo no tenía realmente una mejor amiga, pero cuando ya llevaba tiempo en Boston las conversaciones que teníamos las dos poco a poco fueron pasando de saludos triviales y novedades de cada lugar, a hacer videollamadas de horas contándonos secretos.

Y antes de que pudiera predecirlo, ya nos llamábamos mejores amigas.

Desde hace dos años hasta ahora le habíamos dado al tema de encontrarnos muchas veces; pero Lucy y Natsu viajaban mucho, este ya le había pedido matrimonio y apenas estaban reuniendo el dinero para comprarse su casa. No es lo mismo viajar dentro de tu país que volar por durante casi siete horas a Estados unidos.

Así que tuve que ser yo la que se propusiera a reunir dinero para venir a Reino Unido, y dado que soy soltera y tengo un buen trabajo en Boston, logré reunir el dinero suficiente para quedarme por lo mucho unos cuatro meses aquí, que es el tiempo estipulado que tengo libre de mi trabajo. Pero creo que Lucy solo tiene libre dos meses y algo, así que lo más probable es que me regrese antes.

Cuando voy a subirme al coche, maldigo para mis adentros el que sea un biplaza; quiero estar lo más lejos de Gray, no a su lado. Él sonríe y me abre la puerta del copiloto invitándome a entrar.

Me acomodo mis gafas negras y me siento rectamente dispuesta a pasarme todo el viaje mirando por la ventana mientras finjo que voy dormida. Oh sí, estoy dispuesta a hacer de TODO con tal de no entablar una conversación con Gray. Su voz vibra en mis oídos y me estremece más el corazón de lo que lo hace su cercanía.

Y si antes me sentía incómoda con su presencia, ahora estoy roja de la vergüenza por ser consciente que me he acostado con su hermano; y no solo eso, él mismo sabe lo que pasó porque Lyon se lo ha contado.

Yo no sabía que Gray tenía un hermano, de hecho ambos parecen de la misma edad; supongo que esa es otra prueba de lo mucho que nos conocíamos él y yo, aunque a juzgar por sus diferentes apellidos tal parece que no son hijos del mismo padre.

No sé si Gray de por hecho que ya yo sabía quién era Lyon, cosa que me avergüenza más porque eso llevaría a que piense alguna estupidez como «no fue suficiente conmigo y ahora va a por mi hermano», o cualquier otra relacionada con que no lo he superado y ahora quiero joderle desde su familia.

Dios, Juvia. Estas son cosas que solo te pasan a ti.

Todavía no puedo creer que al llamar a Lucy me dijera de la forma más emocionada, que ella y Natsu ya habían hablado desde antes el alojarme en su casa, y que incluso han preparado una sorpresa para mí. Debería estar nerviosa por eso, pero el hombre conduciendo a mi lado acapara todos mis sentimientos.

Last time [Parte I] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora