El sol me pegaba en la cara. Después de mi corrida matutina y de tener todo arreglado, me senté a esperar a que mamá bajara para tomar el desayuno juntas y después ir a las sesiones que teníamos arregladas el día de hoy.
Al cabo de diez minutos la veo bajar aun con pijama, no se nota para nada bien. Sus ojeras son lo primero que veo y por un instante me veo reflejada en ella, así ha sido toda mi vida desde que mi hermano y mi padre se fueron, a veces olvido sus rostros o lo que solían hacer cuando nosotras nos sentíamos mal.
-Rachel tesoro- Mamá me toma de las manos y me sonríe un poco- ¿Algún día se ira el dolor?- La veo a los ojos, jamás habíamos hablado del tema pues ella se había encerrado en su burbuja y no quería presionarla así que solamente la dejé afrontar su dolor a su manera, así como yo lo había hecho.
-Jamás dejará de doler madre, pero aprenderás a vivir con eso porque es parte de la vida- Ella me abraza mientras llora un poco sobre mi hombro y en verdad no me importa.
-Me duele demasiado hija y lamento si estamos un poco distanciadas- La acurruco junto a mi y le indico que guarde silencio, en verdad no quiero que se sienta mucho peor de lo que ya está por mi.
-Estamos bien mamá, saldremos adelante juntas- Le doy un beso en la frente y la acompaño a la habitación para que se cambie y así no llegar tarde a ninguna de las sesiones.
* * *
Estoy en el auto. Mi madre observa el edificio que tenemos enfrente y luego me observa a mi, toma mi mano con delicadeza para luego sonreírme.
-Me gustaría que hoy asistieras conmigo a la reunión, sé que puede ser difícil pero quiero tenerte a mi lado- Tomo su mano con más fuerza, no la dejaré sola por nada del mundo.
-Esta bien mamá- Asiento levemente y salimos juntas del auto e ingresamos a la sala, observo a varias personas sentadas en las sillas y mi madre me guía a lo que serán nuestros asientos. Cada persona que veo aquí tiene una historia guardada en los ojos, algunos están más demacrados que otros pero todos tienen una mirada de tristeza en el rostro.
- Bienvenidos se han a nuestra ultima sesión grupal- Observo a mi madre y nos tomamos de las manos con fuerza- Veo un rostro nuevo entre los participantes- todos voltean a verme a mi con ojos curiosos y yo solo tengo ojos para mi madre- ¿Podrías presentarte?-
Volteo a ver a mamá, quien asiente levemente y yo me levanto de la silla- Me llamo Rachel- Todos me saludan con cariño y vuelvo a sentarme en la silla- Hace algunos años perdí a mi padre y a mi hermano por culpa de un ebrio que conducía en la noche sin cuidados, desde entonces cuido de mi madre para que ella todavía siga a mi lado- Las lágrimas recorre mi rostro, algunos me miran con lástima.
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El chico del café
أدب الهواةKilómetros era lo único que los dividía Él y Ella en el mismo lugar Sobre una banca, cada quien por su cuenta Él una vida soñada Ella una vida miserable Él con un vaso de café Ella audífonos y libros Se unen para contar una bella historia de...