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Tyler

Un dolor de cabeza punzante era lo único que sentía, poco a poco mis sentidos fueron despertándose, haciéndome consiente del dolor tan intensó al que era sometido mi cuerpo.

Mis ideas eran confusas, una maraña de sensaciones que no lograba descifrar, por alguna razón me sentía completo y contrario a ese sentimiento el peso de mi ultimo pensamiento me hizo dolorosamente consiente de mi realidad.

La amaba, tanto que sentía que la emoción no cabía en mi y en cualquier momento explotaría desatando el caos.

No sabia como pude vivir tantos años conteniéndolo, como fue que me las empañé para mantenerme ignorante a los sentimientos que en mi revolucionaban. Sin ser consiente, la había hecho mi ancla a la tierra, mi sustento de vida y mi necesidad más obsesiva.

Ella era todo lo que necesitaba y no sabía que lo hacía.

La amaba, y lo que lamentaba era darme cuenta hasta ahora.

La pesadez en mi cuerpo me empelaba a sumirme en la inconsciencia nuevamente, pero solo quería abrir los ojos y verla a mi lado diciendo las dulces palabras que me había estado repitiendo en nuestros últimos encuentros juntos.

Escucharla decir que me amaba era lo más hermoso que existía, sonaba a poesía, tal y como lo era todo lo que de ella provenía.

Laila era toda mi realidad, mis metas y sueños, era lo único de lo que verdaderamente estaba seguro.

-Creo que está despertando.

-Estaba tardando, debió despertar hace más de una hora.

No podía reconocer esas voces y la neblina en mi mente me hacía difícil entender lo que decían.

¿Dónde estoy?

No lo sabía, pero el Bip constante y el olor a medicina me hicieron plantearme la idea de que quizás estaba en el hospital.

Todos los recuerdos llegaron de golpe y el martilleo de mi corazón aumento. Podía sentir la adrenalina correr de nuevo por mi sistema mientras revivía todo de nuevo, el mundo girando y llevándome consigo hasta que todo paro y se volvió solo oscuridad.

Había tenido un accidente.

Abrí los ojos. Las luces y el color blanco del techo me segaron por un momento, haciendo que los cerrara casi de inmediato. Volví a abrirlos. Las paredes eran blancas, el bip que escuchaba era un monitor cardíaco y las voces pertenecían a una señora con vestido blanco y un hombre con bata blanca.

-Tyler, parece que no te quieren allá arriba. - Dijo sonriendo el doctor con amabilidad.

Quizás me quieran en el infierno.

-Parece. - Susurre. Mi voz salió rasposa y fui consiente de la enorme necesidad que tenia de beber agua. La ignoré. - ¿Dónde están mis padres? - Pregunte con preocupación.

Solo imaginarme el estado de mi madre hizo que una opresión se instalara en mi pecho.

-Afuera. - Volteo hacia la enfermera. - Llámalos. - Le pidió, ella asintió y sin más se retiró de la estancia. - Tuviste mucha suerte, otra persona no habría sobrevivido a un accidenté como ese.

Intenté sentarme, pero el dolor que me atravesó el costado me lo impidió, solté un gruñido.

-No debes hacer fuerza Tyler. -Me reprendió. Lo mire planteándome un homicidio. ¿Acaso no le habían enseñado como cerrar la puta boca? -Tienes fractura de costillas y una contusión. - Dijo acercándose al monitor checándolo.

MAYBE NEVER.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora