VII

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LEER NOTA AL FINA. ¡¡¡MUUUUUUY IMPORTANTE!!!

-Laila.- Una voz ronca susurro en mi oído.- Ya despierta pequeña perezosa.- Sus labios se encontraban rozando mi oreja.

De no seguir somnolienta ya me hubiera derretido en un charco o me hubiera vuelto un manojo de nervios.- Cinco minutos más.- Susurré enterrando más mi cara en la almohada. Solo que era muy dura para ser una almohada.

Umm, era el pecho de Tyler. Refregué mi mejilla y me acurruque más contra él al darme cuenta de que no profería ningún quejido.

-Vale, no es que me esté quejando porque la verdad es que estoy muy cómodo.- Dijo divertido y como si quisiera dejarlo en claro apretó más el brazo que tenía rodeando mi cintura – Que hasta ese momento notaba. – Sonreí sintiéndome feliz por primera vez de ser despertada. Nunca pensé que llegaría a gustarme tanto ser despertada.

-Vale, entonces calla y déjame seguir durmiendo.- Murmuré con voz pastosa sumiéndome en la inconsciencia por segundos.

-Pero...

-¡Hala, es que hay un pero!- Dije divertida. Vale, lo capto, era hora de despertar.

-Ya son casi las doce de la mañana y no creo que a tu mamá le haga tanta gracia que te quedes también hasta el almuerzo.- Dijo ignorando mi interrupción.

Mierda.

-Decididamente ya estoy muerta.- Murmuré cerrando los ojos con fuerza. Allá iba mi despertar perfecto.

-¿Al menos la llamaste?- Pregunto apartándose un poco y levantando mi rostro para que lo viera. Incluso al despertar lucia perfecto, mi ángel con cabellos de oro.- ¿Un mensaje?- Dijo interpretando mi silencio como una negativa.- Mierda, decididamente ya estas muerta.

¡Bravo, demos le un premio al gran Sherlock!

Lo fulmine por la mirada.- Gracias por el consuelo.- Dije apartándome por completo de él, levantándome.

Me dirigí al baño y de reojo pude ver como suspiraba frustrado.

Mi ropa estaba toda arrugada y la mirada llena de sopor y lagañas que me devolvió mi reflejo no fue muy alentadora. Estaba hecho un lío.

Bufé tomando uno de los cepillos de dientes para emergencias que se encontraba en los cajetines de vidrio al lado del espejo, lo eché dentífrico y me cepille; me lave la cara y me hice una coleta para domar mi cabellera rebelde esta mañana.

No estaba enfadada con Tyler, no tendría por qué estarlo, la cosa es que por las mañanas podía ser un poco afable y el saber que al llegar a casa me esperaba una bronca solo intensificaba mi humor de perros.

Lastimosamente para Tyler él era el primero en ver, en recalcar lo obvio y por lo tanto en pagar los platos rotos.

Bien, esa no era una excusa aceptable y si no quería que él se enojara conmigo. –Con justa razón. – Debía controlarme.

Salí del baño soltando un suspiro y me las arregle para espantar mi mal humor.

-Voy a bajar a cocinar algo y vuelvo.- Dije con un amago de sonrisa. No podía sacar de mi mente la bronca que me esperaba al llegar a casa, en definitiva mi despertar perfecto se había arruinado.

-Vale.- Murmuro mientras me dirigía a la puerta.- Y Laila...- Me voltee y mis ojos se toparon con los suyos grises que me observaban con intensidad.- No te enojes.- Suplico.

Le sonreí a modo de disculpa.- No lo haré. – El pobre debía pensar que había hecho algo malo cuando no era así, con él no podría enfadarme tan fácilmente.

MAYBE NEVER.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora