- El Baile de Invierno -

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¿Como un bastardo, huérfano, hijo de una prostituta. Se convierte en un fenómeno? Me parece absurdo que alguien tan ordinario como un simple inmigrante escalé a la grandeza de esa manera. Los rumores parecen ciertos, un inmigrante consentido por Washington que no dudó en convertirlo en su mano derecha. Voy a empezar a creer que Washington tiene un fetiche con los inmigrantes.

Miraba de reojo al grupo de soldados que reía alzando sus copas y riendo frenéticamente brindando por la revolución y por la libertad de América. Di un sorbo a mi copa desviando la mirada, Peggy se roba la pista llamando la atención de todos, bailando en completa soledad siendo rodeada de varios soldados que deseaban compartir una pieza de bailé, pobres ingenuos. Busco a Eliza con la mirada sin hallarla ¿Dónde se abra metido? Regreso mi vista a los soldados buscando identificar a Hamilton. Un arrogante inmigrante sin escrúpulos. Así lo habían descrito en varias ocasiones, los rumores corren rápido por la ciudad. ¿El alto? No, escuché que gritaba su nombre por todo el lugar mientras bebía. ¿El pecoso? No, no posee acento destacable y está muy callado, si Hamilton es como lo describen dudo que sea él. El francés es imposible, hace poco me "cortejo" y se presenta como Lafayette. Solo quedaba uno, que desde hace rato me da la espalda.

Noté que la mirada del alto se posó en mi un segundo, este miró al que se encontraba de espaldas para darle unos golpesitos con el hombro. Regresé mi vista al frente finjiendo demencia, más por un rabillo de ojo volví a mirarlos. Parecían discutir sobre algo, incluso ví a Aaron Burr unirse a la charla. El que hace poco se encontraba de espaldas me observaba disimuladamente para regresar su vista a sus amigos para dirigirse a mi con paso firme, aún cuando éstos les advertían que no fuese. ¡Jo, Jo! Alguien quiere quemarse, con gusto te haré un roast que jamás vas a olvidar

- Buenas noches señorita - me gire suavemente para ver al joven a un lado, creo que quedé muda al observarlo con atención. Su cabello castaño tirando al rojizo esta atado en una coleta baja, sus piel está suavemente tostada combinaba con su figura tan masculina y posee unos ojos brillantes, que denotan inteligencia y autosuficiencia. Quede en blanco, era solo un niño a mi lado, apenas y le crece la barba.

- Buenas noches - recupere el aire después de varios segundos de haberlo dejado esperando alguna respuesta

- ¿Gusta bailar? - asentí para aceptar su mano y dudosa dejar que me guiara a la pista de baile, varias miradas se posaban sobre nosostros y los murmullos se hacían evidentes. Sujeto mi cintura con delicadeza mientras yo tomaba su hombro aún con nuestras manos entrelazadas. Un vals suave era la melodía que sonaba, el me guiaba muy bien moviendo sus pies con ligereza. En cierto punto soltó una suave risa -. Sabes, pensaba que eres una mujer difícil de satisfacerse - uso un tono seguro con coquetería escondida.

- No estoy muy segura de lo que te refieres, pero creo que olvidas tus modales - resalte mucho la última palabra, entendiendo a la perfección su indirecta, podría estar hablando en un sentido morboso o en sentido de gustos. En cualquiera de los dos soy muy exigente. Buscaba intimidarlo o mostrarle que no tengo miedo de él y su labia.

- Eres como yo, no es fácil satisfacerme - hablo sin titubeos, lo mire con un poco de desconfianza, más el brillo en su mirada me desmoronó cualquier duda

- ¿De verdad? - pregunté con una suave sonrisa y algo de curiosidad, lo ví tomar aire por la boca y sonreír

- Satisfecho nunca voy a estar -

- Mi nombre es Angélica Schuyler - le ofrecí mi mano la cual recibido gustoso

- Alexander Hamilton -

- ¿De dónde vienes? ¿Tú familia está aquí? Deben estar orgullosos de ti - su mirada repentinamente cambio, como si hubiera recordado algo desagradable. Forzó una sonrisa

- Solo Está Vez - [Hamilton] [Alexander×Angelica] [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora