Sus labios se mueven entre los míos vacilantes sin entregarse del todo, tiembla contra mi cuerpo. Quiero acariciar su rostro pero mi parte racional sabe que no debo hacer ningún movimiento, así que me resigno.
Trato de distinguir su suave aroma mientras aún está entre mis brazos y mi desesperación por seguir teniéndola me hace apretarla fuerte contra mí lo que provoca que rompa el beso de manera abrupta y nos saque de la burbuja en la que estábamos.
Nos separamos con rapidez y nos miramos asombrados por nuestros propios actos. Es cuando me doy cuenta de que he sido demasiado estupido. Abre la boca repetitivas veces sin articular palabra.
—E... Esto— trata decir por fin acorralada mientras niega con la cabeza.
—Esto no ha sucedido— la corto con dureza, enfadado conmigo y mi debilidad.
Su mirada se agranda y me mira con asombro.—Yo tampoco quería nada— me dice cruzándose de brazos. Sus palabras provocan que tenga ganas de sacudirla hasta que se trague lo que dijo contradiciendo mis pensamientos. Pero en vez de eso arranco el coche no dispuesto a seguir escuchando lo que tenía que decir.
—¿Donde vives?— le pregunto sin saber hacia donde dirigirme.
—Dejame cerca del instituto— su respuesta no me gusta nada y se lo hago saber aumentado la velocidad.
—Te lo preguntaré una última vez, ¿Donde coño vives?— le advierto sintiendo que estoy llegando a mi límite.
—No pienso decirte donde— me vuelve a retar por lo que Freno de golpe y la enfrento, ella me devuelve la mirada con una ceja alzada.
Por un momento no puedo evitar sonreír al analizar la situación pero mi gesto decae cuando soy consciente de ello.
—¿No quieres? Bien tienes dos opciones, no, tienes tres— le digo sonriendo al pensar en la tercera— uno; me dices lo que quiero saber— levanto el índice— Dos; te bajas del coche o tres, te vienes a mi apartamento— me mira sin ninguna emoción en el rostro.
—Tres— susurra tras un rato, por un momento la miro confundido, creyendo haber oido mal, lo cual aprovecha para abrir la puerta y salir del coche— adiós— dice y cruza la carretera corriendo sin hacer caso a los pitidos de los coches.Por un momento pienso en ir tras ella pero sé que no la voy a encontrar, así que arranco en dirección al bar. Hoy no tengo ningún combate pero seguro que me hacen hueco para alguna.
Miro a mi contrincante, midiendolo mientras el se pasea por todo el ring sin tenerme en cuenta. Sonrio por un momento por su estupidez pero me vuelvo a concentrar, no pienso permitir que me dé ni un solo golpe.
La campana suena y me veo listo, antes de que se lo espere le asiento un golpe derecho, noto como se tambalea y sonrio ante su desconcierto. Es mío.
—Le tenías muchas ganas— me arrebata el vaso y lo toma de golpe para después sentarse entre mis piernas.
—¿Que haces acá?— le pregunto, ella rara vez frecuentaba esos lugares si no estaba yo... Y esta vez no la había avisado. Se encoge de hombros y se apretuja más contra mí. Su fuerte olor a colonia entremezclado con el olor del ambiente por alguna razón no me agradan en absoluto.Por un instante mi mente divaga entre mis recuerdos hasta el momento en que la tenía entre mis brazos. Siento los labios de Dany rozando los míos y por reflejo me aparto.
—¿Que pasa?— pregunta frunciendo el ceño.
—Nada— la atraigo ahuyentando los recuerdos y la beso con fuerza pero siento que no era lo mismo que antes. Ese pensamiento hace que la aprete con mas fuerza pero el efecto sigue siendo el mismo. Nada.
—¿Nos vamos?— esboza una sonrisa satisfecha y victoriosa pero se le borra cuando niego con la cabeza.
—Me voy, manaña madrugo— la aparto hacia un lado sin embargo sus manos se cuelgan de mi cuello impidiendolo—Tengo que irme— le doy una mirada dura por lo que me suelta.
Me arremango la camiseta hasta el codo y me adentro en el instituto buscándola con la mirada. Necesito saber si estaba bien y si había venido hoy por fin tras desaparecer durante toda una semana dejándonos anonados con el episodio anterior.
Mi corazón bombardea cuando la veo en su taquilla, llevaba el pelo recogido en una coleta que debaja visible su cuello lechoso. Quise dirigirme hacia ella pero pare en medio camino, tenía que evitarla no buscarla.
—Mantente lejos de ella— la rubia de su amiga me mira amenazante con los brazos cruzados. No me había dado cuenta de su presencia hasta ahora.
—¿Porqué he de hacerte caso?— doy un paso hacia delante dejando poco espacio entre nosotros, por lo que se echa hacia atras, asustada.
—Solo.... Solo mantente lejos de ella... No le faltan problemas— me advierte y se aleja hacia ella.
No pensaba dejar que ninguna niñata me diese órdenes. Y no, no me iba a mantener lejos de ella, la perseguiré hasta cansarme y aburrirme. Aunque a quien trataba de engañar la buscaba por egoísmo y me alejaba por miedo a todo lo que podía representar.
La seguí durante el receso, parecía que siempre andaba sola, la alcanzo justo cuando se mete en una clase.
—¡¿Que haces aquí?!— trata de empujar la puerta para cerrarla pero no se lo permito.
—Comprobar que llegaste... Con todas las partes intactas— le digo deslizando la mirada por su cuerpo, mi respuesta la deja en una especie shock paralítico, lo cual aprovecho para empujar y encerrarnos dentro.
Me mira con mala cara y Se deja caer en el suelo rendida por primera vez que la conozco, asi que no tardo en imitarla.
—¿Que quieres de mí?— me susurra con la cara escondida entre su cabello.
—No lose— me sincero mi respuesta le sorprende por lo que me mira durante un rato sin decir nada—¿Que?—.
—¿No lo sabes?— niego confirmando sus palabras—Buenoooo— arruga la frente y me mira fijamente poniéndome incómodo—¿Cómo te llamas?— su pregunta me descoloca así que la miro con la boca abierta.
—¿Enserio?— sonríe asintiendo— tantos encuentros y no sabes ni mi nombre. ¿No te dignaste a preguntar?— le pregunto ofendido por primera vez en mucho tiempo.
—Noooo— contesta alargando la palabra haciéndome rabiar. Sonrio negando sintiéndome bien, relajado. Con ella las palabras me salen sin pensar demasiado.
—Daniel— le digo por lo que asiente—Lo del otro día...— no termino de hablar cuando suena el teléfono.
—¿Que?— descuelgo la llamada, Amanda se levanta como si quisiera darme espacio, sin embargo no la dejo agarrándola del brazo— esta bien, vendré— termino diciendo a la mujer que me crío.
Me vuelvo hacia Amanda que me mira con los ojos entornados. No pienso dos veces lo que le pienso decir.
—¿Me acompañas a un lugar?— se tensa y siento que va a protestar así que no la dejo— sino te gusta te prometo dejarte ir—.
***
Se van acercando poco a poco... Pero....¿Estarán dispuestos a tolerar lo que cada uno de ellos representa al otro?
ESTÁS LEYENDO
Olvida Todo Conmigo
AléatoireAveces las diferencias son más fuertes que los sentimientos... Y ellos dos lo saben. Son polos opuestos que se niegan a ser atraídos el uno por el otro. Los dos están destrozados, pero ninguno quiere sanar. Los dos tienen sus propios demonios a los...