El traidor (La caída del Cielo #1)

Comienza la guerra

Ya había pasado un largo tiempo desde que conocí a Ky y los chicos, con quienes formamos nuestra actual base. Desde entonces, ha ido creciendo y hemos logrado contactar —gracias a Kim— con otros Caídos, los cuales han decidido unirse a nosotros en la batalla. Por lo visto, la base que había encontrado años atrás no era nada más y nada menos que la base principal secreta de este país, por lo que estaba mucho más resguardada, escondida y protegida del exterior, siendo perfecta para la protección de una gran cantidad de personas, gracias —además— a su gran tamaño.

—Skyler, te estaba buscando—Mike se acercó a mi corriendo chocando con uno que otro chico por ahí. Él había cambiado, impresionantemente, durante el transcurso de este año, tanto mental como físicamente: su cuerpo gordo ya había comenzado a tomar forma, dejando ver unos buenos músculos, los cuales estaba ocultos debajo de toda su grasa; su cabello había crecido bastante, obligando a amarrarlo en una media cola para que no le molestara (le daba flojera cortárselo), y estaba igual de larga que su barba.

—¿Qué sucede, Mike?—pregunté, frunciendo el ceño al ver lo agitado que se encontraba—. ¿No debías estar con Kim?

—Sí... hubo un problema con eso—dijo, riendo nerviosamente. Durante este año ellos había fortalecido su lazo más de lo que hubiera pensado, y me inclinaría a decir que hay algo más que una simple amistad, y este chico me lo confirmaba—. Pero ese no es el punto. Ky quieres que vayas a la central ahora mismo. Tiene algo importante que mostrarte.

Asiento antes de ir trotando en su dirección. Mi relación con Ky no ha sido como la que esperaba tener con él, aparte de los coqueteos y todo eso. Aún cuando él me lanzaba indirectas y yo posiblemente lo encontraba bastante guapo, lo nuestro no resultaba. Ya lo intentamos una vez, pero nos dimos cuenta que realmente estábamos más concentrados en salvar a los Caídos y luchar contra los Ángeles que en romance en sí, por lo que lo dejamos en una simple buena amistad.

No estaba muy lejos de la central, por lo que no tardé más de cinco minutos en llegar caminando, contemplando como todo nuestro esfuerzo dio frutos en muchos Caídos, los cuales entrenaban duro día tras día. Eramos estrictos, en especial Eren y Jet, los encargados de enseñarles, los quienes no eran suaves ni por un segundo (ni siquiera si era una niña pequeña, de las cuales tenemos varias). Sonreí al escucharlos gritar con emoción a sus reclutas justo antes de que entrara a la centra.—Hola chicos.

Lo primero que vi fue a Kim rodeada de enormes torres de computación con gruesos y largos cables de distintos colores mientras usaba su clásico computador con múltiples pantallas, monitoreando todo. Ella se había convertido en nuestra primera técnica en la base, siendo también la jefa de todos los demás computines (como ella misma los llamó) que encontramos por ahí y aceptaron ayudarnos. Era increíble ver cómo una chica de tan solo diecisiete años humanos podía ser tan... profesional. Además de saber computación, dominaba el arte de la Katana a la perfección, y era la única en la base a la que se le había permitido usar un arma de cuerpo, pero siempre obligada a usar una pistola de emergencia.—Hola Skyler...

—¿Pasó algo?—pregunté al notar la pesada y oscura atmósfera del lugar. Kim simplemente hizo señas para que me acercara a ella y a Ky, quien observaba detrás de su asiento hacia las pantallas.

—Han habido grandes alteraciones en puntos exactos de la atmósfera terrrestre —soltó Kim, enseñándome varias imágenes de lo que hablaba—. Específicamente, entre la termosfera y la exosfera.

—Y a sobre estas alteraciones, siempre hay una base de Caídos—dijo seriamente Ky, sin apartar ni un segundo la mirada de la pantalla principal.

—Exactamente—Kim se acomodó sus nuevos lentes para volver a ampliar el mapa de la Tierra—. Son bases de las cuales tenemos poco registro al ser bastante alejadas de nosotros, como pueden ver. Japón, Australia, Argentina, Marruecos son unas de estas  y las últimas en ser atacadas. Y creemos que sigue un patrón, pero aún no soy capaz de descifrarlo.