La Última batalla. cap. 1-2-3-4

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El comienzo.

Mi nombre es Aurora Cateline Lewis, de padre inglés, y madre francesa. Estoy en un viaje a un magnifico lugar, en donde comenzó todo, mi hogar.

Naci y me crié en Escocia hasta los 6 años, vivía en el famoso reino de hasta entonces conocido como Nighthorse, el caballo de la noche. A pesar de todo lo que sucedía en los alrededores del reino, yo vivía feliz y lejos de muchas atrocidades que se contaban en el pueblo, iba al bosque frecuentemente, a buscar fresas y a practicar la puntería. Recuerdo cuando hice mi primer arco, me lastimé el pulgar, e incluso me hice un corte muy profundo que hasta el dia de hoy tengo. Es un buen recuerdo a pesar de todo. Pero…la felicidad siempre es variable para algunas historias, una de ellas es la mía. Todo comenzó un dia de verano, fui al bosque con mi arco para practicar mi puntería, como lo hacía casi todos los días, ahí me encontraba con la princesa, que en aquel entonces era mi mejor amiga…hasta el dia de hoy lo es…su nombre, era Ema Mary de Nighthorse, recuerdo que era una chica muy especial, era bastante enfermiza, delgada y con ganas de dormir siempre, pero lo que la hacía más especial, es que se preocupaba por todos y cada uno de los seres que la rodeaban, incluyendo su mascota, el gato más gordo de todo el reino.

Nos encontrábamos la mayoría del tiempo en el arroyo del bosque a beber agua, ahí jugábamos, y muchas veces se golpeaba y lloraba…la limpiaba para que no la regañara su padre, y ella en recompensa me enseñaba a leer, y cuando aprendí me llevaba libros. Recuerdo muy bien el primero, puesto que es y será siempre muy especial para mí, era la historia de una doncella de zonas orientales que peleó por sus padres y su pueblo ante la invasión de distintos personajes, era una chica experta en el tiro, y artes marciales, arte que no entendía bien de que se trataba. Recuerdo que Ema me decía que yo le recordaba a ella, por alguna razón…y yo, me entusiasme tanto con la historia de la doncella guerrera, que le dije que me gustaría ser como ella…recuerdo su sonrisa débil cuando le mencioné eso, pero ese día, definitivamente me hubiese gustado más que nunca serlo. Encontramos unas piedras de colores, y nos entusiasmamos tanto con ellas, que estuvimos toda la tarde ahí, y cuando oscureció, comenzamos a limpiarnos para regresar. Ema  cabalgaba, así que me dejaba en el pueblo y luego se marchaba…pero ese día no me dejó ahí…puesto que a medida que nos acercábamos, se iluminaba nuestro camino…y al llegar, el pueblo entero estaba en llamas…sentí como mi corazón latía cada vez más rápido…corrí a mi hogar…y al llegar, todo ardía como la sangre de mis venas…si soy sincera, pensé que estaba teniendo un mal sueño, pero la voz de Ema llamándome lo decidió todo. Me llamó para huir al castillo, porque aún quedaban invasores en algunos lugares, subí al caballo, y mientras este corría a toda velocidad, observaba con mis ojos llorosos como se quemaba absolutamente todo y todos.

A la mañana siguiente, desperté en la habitación de Ema…debo señalar que en seguida pensé que era un mal sueño, pero al ver el rostro de Ema, quien estaba sentada en la cama llorando, descubrí que lo que habíamos vivido era totalmente cierto. Sus padres entraron en la habitación, y al verme supieron enseguida por lo que lloraba Ema…debo señalar que sus padres sabían que yo era su amiga, y por cuidarla para que no se lastimara, se podría decir que me estimaban. Los reyes abrazaron a su hija como si fuese la última vez que lo hicieran. Luego, Ema pidío que no me echaran, la reina sonrió, y llamo a una de las sirvientas, para que me bañara y preparara una cama. Para mi suerte, conocía a doña Elizabeth, quien también me estimaba bastante. Me bañó y cambió mis ropas, trajo una sopa y me abrazó…tratando de hacer como que nada ha pasado…pero…yo había entendido perfectamente todo…le pedí que me dejara sola un momento…ella accedió muy preocupada…pero realmente lo necesitaba…luego, recordé algo que yo misma aprendí, y que incluso le enseñé a Ema…nunca perder la esperanza…así que en un acto impulsivo, salí de la torre, corrí por los pasillos, y mientras lo hacía…escuché que los invasores no pudieron entrar al castillo, y que se habrían retirado por el momento…aproveché esa oportunidad para correr a mi hogar, y ver si mis padres aún estaban convida…pero…para mi malísima suerte…sus cuerpos estaban calcinados…nunca olvidaré esa escena…rompí en llanto…no sabía que pensar, que hacer o que decir…pero luego…una sensación extraña recorrió mi cuerpo…al ver que aún quedaba uno de ellos en el pueblo…y tratando de ultrajar a una mujer que apenas podía levantarse…al verlo…la sensación me tomó por completo…a tal punto…que tomé mi arco…le apunté…y al llegar mi flecha en su pecho…otra extraña sensación nació…y una leve risa salió de mi boca…en ese entonces…entendí que yo podía ser como aquella doncella guerrera, y para eso, debía hacer lo que ella hizo por su pueblo…jurar venganza.

La Última batalla.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora