"Lo que viste es un súcubo", le explicó un usuario que parecía una especie de superior de ese blog. "Es un espíritu maligno que pudo haberte absorbido la vida de haberlo querido. El hecho de que sigas vivo significa que puedes tenerla, pero sólo con el debido procedimiento".
Mi amigo dijo que haría lo que sea, que estaba dispuesto a lo que fuera por ella. Ese fue el último mensaje que había en la página, yo había llegado a tiempo para ser testigo desde el principio de la jornada de dolor que le esperaba a mi amigo.
Le sugirieron que fuera a ese de noche a ese edificio con su flor, ceda de velas e hiciera una especie de ritual con un pentagrama, signo de la diosa del amor, y una ofrenda digna de una diosa. Nuca supe de qué ofrenda estaban hablando, pero algo me dice que mi amigo terminó sacrificando un gato. Ya a estas alturas, yo estaba considerando delatarlo con sus padres, pero no quería ser esa clase de amigo. Traté de restablecer comunicación con él, invitarlo a fiestas, presentarle amigas, volver a fortalecer nuestros lazos, recordarle que el mundo espiritual no tenía nada que el mundo real no tuviera. Pero él no quería escuchar.
Seguí monitoreando la página. Publicó que el ritual no había dado resultado, porque no la había vuelto a ver y se estaba desesperando, pero ellos lo reprendieron diciéndole que ese era un rasgo inaceptable para cualquiera que quisiera contactar con los muertos, ya que algunos tardaban años antes de poder comunicarse con los demonios. No podía creer cómo le estaban lavando la cabeza a mi amigo y él ni cuenta se estaba dando.