Capítulo 8: Consecuencias

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Se suicidó unas horas después. Consiguió escaparse de su casa esa misma noche, fue hasta el edificio abandonado, hizo un ritual y se atravesó la garganta con una daga oxidada. Murió desangrado en el centro de un pentagrama negro, poniéndole punto final a su existencia y aclarando por qué lo había hecho de lleno.

Dejó una última nota en la página de la PURGA: "Esta noche, ire a ella". Y todos los usuarios lo saludaron con respeto. El que más le había ayudado en esos últimos días, le dejó una respuesta: "La muerte es la vida de los elegidos".

El dolor que sus padres sintieron fue inmenso. Se callaron lo que yo les había dicho y tajantemente declararon que su hijo había sido asesinado por una secta satánica; esto con doble fin: de que la policía iniciara una investigación de este sitio y que su hijo pudiera tener una sagrada sepultura, digna de un buen ateo de padres cristianos. Me hicieron prometer que jamás diría una palabra sobre el suicidio de su hijo, y yo no tuve más que aceptar. Su asesinato fue una noticia muy famosa. Se propagó en la tele, en la radio y en la internet; hasta se organizó una marcha estudiantil para exigir a las autoridades justicia por el compañero asesinado tan brutalmente. (Quizá algunos de ustedes lo recuerden si son del 86 u 88 y hacen algo de trabajo mental) Los padres comenzaron a temer que el caso creciera a tal magnitud que tuvieran que revelar la verdad; pero, como siempre, la gente se desatendió ante la promesa de las autoridades de que estaban trabajando en el caso.

Los usuarios de la página la hackearon para borrar todo bínculo con el caso; supongo que lo hicieron porque efectivamente, así como los padres del difunto y yo lo creíamos, aunque ellos no lo habían matado con sus manos, si compadecieran ante la justicia se les podría encontrar culpables de asesinato por negligencia.

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