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Llegada

(remember, el flashback continúa)

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Diciembre 24 del 2001, departamento °13, Busan

Era una mañana fresca, el chico rubio del departamento con la mejor vista hacia la ciudad estaba admirado de ésta mientras bebía una taza de café amargo, usando un saco negro como sus pantalones y zapatos, una camisa blanca no de vestir, si no casual. Si quería dar una buena impresión a la trabajadora social, debía hacerlo de la manera correcta.

Toc, Toc, Toc...

El chico se levantó y casi corrió hacia la puerta para abrir ésta.

Hizo una reverencia y la mujer del otro lado de la puerta imitó la acción - Por favor, pase. –Dijo el rubio.

-Dr. Kim, no es necesario solo... necesito que me responda unas preguntas.-Dijo la simpática mujer y el rubio asintió.- ¿Cuánto es su sueldo?

-800 000 wones por semana.

-¿cuántas horas al día trabaja?

-8 horas, pero los martes tengo guardia en el hospital y trabajo 11.

-Bien, veo que su departamento es espacioso y lindo... no le importa si lo checo, ¿no?- Dijo la mujer.

-Pase – el rubio hizo un gesto dando entrada.

La mujer inspeccionó todo de arriba abajo.

-Usted vive solo, ¿cierto señor Kim?

El chico asintió ante la pregunta.

-Ok, una última cosa –dijo revisando el porta papeles en el que llevaba apuntando todo- ¿Cómo considera su comportamiento usted mismo?

-Bien...- Se rascó la nuca nervioso- Creo que soy muy paciente, no me enojo frecuentemente, de hecho nunca me enojo, que yo recuerde solo lo he hecho una vez y fue hace mucho tiempo- Dijo con una risa amarga con tono de melancolía, al recordar cuando se fue de casa.

-Nadie es perfecto Sr. Kim, pero bueno, eso es todo- la mujer dejó ver al pequeño de 4 años atrás de sus piernas- Mañana el abogado vendrá y le dará lo que le corresponde de su herencia, él es Kim Taehyung, recuerde que él también es un Kim, ya que solo lleva el apellido de su madre.- La mujer dijo esto y se retiró.

El pequeño no se parecía en nada a su hermana NADA excepto... ese lunar el lunar en la punta de la nariz... El rubio estaba atento en inspeccionar al niño que olvidó que tenía vida propia y que se había sonrojado por tal mirada recibida por su tío.