Capítulo 3

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Coescrito por: edith2406

“La policía sabe más de lo que dice” ¿Sería eso verdad? La castaña bufó. Estaba más que cansada de esperar a que la policía le diera algún tipo de información, estaba más que fastidiada de esperar a que hicieran algo. ¡Estaba jodidamente harta de no recibir respuesta alguna! ¿Qué coño era lo que sucedía? ¿Acaso los investigadores y la policía eran ineptos? De ser así, ¿Por qué carajos no los despedían?

Bufo de nuevo y caminó hacia el buró de su habitación, ahí había una fotografía de ella, junto a su madre. La tomó entre sus manos, una lágrima se desprendió sus ojos y una sonrisa triste se hizo presente en sus labios. Recordaba la fecha de la fotografía: era un quince de Marzo, una fecha común y cualquiera para los demás, pero no para Corin. Ese día fue el día más especial al lado de su mamá: el día que la castaña cumplió sus diecisiete años de edad y el día que se hizo novia de Marcus; su mejor amigo y crush de toda la vida.

Recordaba ese día como si hubiera sido ayer:

*Flashback*

Era el día quince de Marzo, primavera. Sol brotando por toda la mañana y el picor que este provocaba en la piel desnuda de la chica. Eras las dos y treinta de la tarde. Todos reunidos en el patio de su casa. Todos: ella, su madre, su padrastro, Hailee y Marcus.

En ese momento se dedicaban a cantarle alegremente la canción de feliz cumpleaños mientras estaban reunidos frente al gran pastel. Hailee gravaba con la cámara que Corin le regaló por su cumpleaños. Finalmente la canción terminó y todos comenzaron a aplaudir en honor a la festejada, la cuál sonreía tan alegre.

—¡Parte el pastel!—le animaba su madre—¡Anda!

La castaña tomó la paleta y comenzó a partirlo, animada Y extasiada por todo el bullicio que había a su alrededor.

—¡Hey, una foto de la cumpleañera!—gritó Hailee, mientras se acercaba a ella con la cámara. Corin dedicó una sonrisa a la cámara, mientras abrazaba a su madre. Esta comenzó a desistir—¡Por favor, señora! ¡Será una gran foto, lo prometo!—le animó la camarógrafa. La madre de Corin accedió muy a la fuerza, pero sonrió como si no hubiera un mañana... Y es que no lo había, al menos no para ella.

—¡Listo!—dijo la castaña de pelo lacio. Y observó a su mamá, con admiración y amor—. Te amo, y quiero que estés siempre a mi lado.

—Lo estaré, amor mío—respondió, conmovida. Y besó la coronilla de su hija, esta sonrió y miró a su amiga.

Esta les sonreía como tonta. Pero una lágrima la delato. Se aclaró la garganta y miró hacia otro lado.

Corin sabía lo que significaba: Su madre.

—¿Estás bien?—preguntó la castaña.

—Sí—respondió mientras se limpiaba con discreción la lágrima—. Es solo que a veces desearía tener una madre como la tuya—confesó.

La madre de Corin se conmovió. Así que se puso de pie y caminó hacia ella, mientras extendía sus brazos para poder abrazarla—No llores mi niña—dijo, mientras la estrujaba contra su pecho—. Prometo ser la madre que no tienes. Ya, ya. Ahora yo soy tu madre.

Hailee lloró con mayor intensidad en los brazos de la madre de Corin. Y, ¿Por qué no? Ahora la suya también.

Corin se puso de pie y abrazó a su amiga también. Si antes ya la veía como una hermana, ahora con mayor razón la trataría como tal. Maldición, quería a morir a su hermana.

—¿Pero qué pasa aquí?—preguntó Peter, un tanto confundido. Marcus estaba detrás de él, parecía nervioso— Nena—dijo refiriéndose a Corin—, hay algo que Marcus debe hablar contigo.

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