Caminó y caminó y caminó y caminó hasta sentir como los pies comenzaban a dolerle ¿Por qué esos malditos zapatitos tenían que tener tacones? Aunque, muy en el fondo, debía admitir que las piernas se le veían DI-VI-NAS... debía irse cuanto antes de ese lugar, definitivamente... pero el vestido lo guardaría, estaba tan bonito. Al parecer el jardín al que había entrado era mucho más grande de lo que había pensado, eso o el hecho de que seguía midiendo lo mismo que un ratón.
Esquivo los tallos de las enormes flores y salto las raíces salidas con maestría, pero por donde quiera que mirara lo único que veía era flores, flores, uno que otro insecto y más flores. Estaba tan harto que incluso parecía que ya comenzaba a ser alérgico al polen. Estaba cansado, hambriento, molesto y caliente. Estúpido conejo sexy, sabía que debía haberse abalanzado sobre él en cuanto pudo haber tenido la oportunidad antes de caer en esa asquerosa madriguera.
–Estúpida planta. –Pateo el tallo de un pobre hongo que se había puesto en su camino. –Estúpido conejo, estúpido jardín, estúpidos todos.
–El único estúpido que yo veo por aquí eres tú. –una voz salió de entre la nada, sonaba algo rasposa.
Osomatsu miro hacia todos lados, pero lo único que veía era los tallos de las plantas ¿Ya había perdido la cabeza? Esperen... Todo aquello no tenía sentido, así que por ende ya debió de haber perdido la cabeza a menos que apenas se hubiera dado cuenta y entonces no contaría como que había perdido la cabeza ¿Verdad? Joder, como le dolía la cabeza.
–Aquí arriba idiota. –La voz sonó de nuevo interrumpiendo su monologo interno. Osomatsu alzo la mirada, curioso y furioso por el insulto, encontrándose de lleno con un par de ojos verdes que lo miraban con fastidio. –¿Quién eres?
¿Esa cosa que le estaba hablando a él era una oruga? ¿Una oruga fumando sentada sobre un hongo? O bueno, no importaba ya. Igual que con el conejo, esta... Oruga parecía tener rasgos humanos, un rostro aburrido, pero con una mirada que podría derretir el polo norte entero y seguirle hasta el sur. Si uno lo miraba mejor podía decir que la parte "oruga" que tenía más bien era un disfraz, o un pijama, Osomatsu no podía verlo bien desde el suelo... tal vez si se acercaba un poco más... ¡Dios! Ese pecho al descubierto lo estaba llamando como moscas a la miel.
–¿Quién eres? –Volvió a preguntarle después de darle otra calada a la boquilla de lo que parecía un Narguile. Que sexy se veía...–¿Estas sordo acaso?
–No, si, digo no...– Quería estamparse la cabeza en el tallo del hongo, tal vez la fuerza de las vibraciones pudieran hacer que ese sexy hombre oruga, con pijama de oruga, lo que sea, bajara. –Soy Osomatsu ¿Cuál es tu nombre lindura?
–Choromatsu. –Exhalo el humo haciendo que las letras de su nombre se formaran momentáneamente, Osomatsu aspiro fuerte ¡Que aroma tan dulce! –¿Qué es lo que quieres?
–Coger. –Susurró para sí pero un enorme pedazo de hongo le cayó en la cabeza dándole a entender que su interlocutor lo había escuchado perfectamente. –Crecer, quise decir crecer.
–¿Crecer? ¡Que estupidez! –Se acomodo mejor en el enorme hongo mirando a Osomatsu como si mirara a un insecto cualquiera. –¿Por qué alguien querría crecer? Fuera de este jardín no hay más que locura.
–Bueno, necesito crecer para perseguir y encontrar a un lindo y violable conejo blanco que vengo tratando de cazar desde hace rato y cuando lo encuentre voy a hacerle gritar mi nombre tan fuerte que todos aquí van a terminar conociéndome. –Trato de escalar el hongo mientras seguía alardeando de sus habilidades para perforar agujeros; le costó algo de trabajo puesto que él no se caracterizaba por tener una envidiable condición física que digamos. Culpen a la aristocracia y a los postrecitos que las cocineras preparaban para la hora del té. –Además ¡Mírame! Tengo el tamaño de un insecto... sin ofender.
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SR Alicia
FanficÉrase una vez...- Porque todas las buenas historias siempre inician con un "Érase una vez..." ¿Verdad?