Capítulo 7: Pensamientos y dudas

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Chat Noir, héroe de París.

El ambiente se había puesto muy tenso, sin duda este akuma estaba muy difícil de derrotar, y pienso que mi compañera opinaba lo mismo.

De pronto se escuchó un sonido tan fuerte que hasta tuve que taparme los oídos, ¡sí que estaba enojada esa chica! Y pronto iba a estarlo yo si no se callaba.

Tal como lo pensaba, las chicas son una verdadera molestia. ¡Se enojan por cualquier cosa! Por esa razón nunca me han agradado.

La perturbación se detuvo. Aproveché ese momento para acercarme a ella junto con Ladybug, pero nos detuvimos al sentir como la acera se abría frente a nosotros.

Ayudé a mi compañera para que nos alejáramos de aquella onda sísmica, por suerte no causó muchas destrucciones y nadie había salido herido.

Nos ocultamos un momento para idear algo, a este paso nunca íbamos a derrotarla.

— Ladybug, Chat Noir, ¿dónde se han metido?-preguntó la chica con una voz victoriosa. — ¡Salgan pronto si no quieren ver su amada ciudad destruida!

Debo admitir que estaba preocupado en ese momento, debíamos pensar en algo y pronto.

— El akuma debe estar en su brazalete-musitó mi compañera de batallas.

— Sí, el lío es ver como se lo quitamos-dije cruzándome de brazos.

— Tú distráela y déjame a mí el resto.

Solo asentí con la cabeza e hice lo que me dijo Ladybug, salí de mi escondite para llamar la atención de la chica loca.

— ¡Oye, por aquí chica demente!-dije en cierto tono de burla.

— ¿Cómo me has llamado, intento de gato fallido?-preguntó enojándose.

Si yo era un intento de gato fallido, entonces ella era un intento de parecer la muerte; esa ropa negra más el hacha que llevaba en manos le hacían tener un ridículo parecido.

— Debo admitir que sabes destruir cosas, pero no logras superarme-dije subiendo el tono de voz.

— ¿Eso crees? ¡Entonces demuéstralo!-dijo retándome.

— Con todo gusto, chica loca-dije sonriendo. — ¡Cataclismo!

Realmente no tenía intenciones de destruir algo a propósito, pero debía que distraerla sea como sea, así que busqué lo más sencillo sin que nadie saliera afectado; el resultado fue una banca que estaba cerca de mí.

— ¿Eso es todo lo que puedes hacer? Observa y aprende, gatito.

Estuvo a punto de tocar nuevamente la calle con su hacha, pero Ladybug la detuvo, aunque falló al tratar de agarrar su brazalete.

— Eso no se toca, Ladybug-dijo la chica con una sonrisa perversa. — ¡Ahora vas a ver lo que es el dolor!

Estuvo a punto de incrustar su hacha en el cuerpo de mi compañera, con sus brazos se cubrió la cara.

Corrí rápidamente hasta lograr quitarle el arma a la villana, aunque fue muy arriesgado pues estuve a punto de tocar la cara de Ladybug.

— ¡Devuélveme eso, gato estúpido!-gritó la chica lo más fuerte que pudo.

— Lo siento, no puedo hacerlo, si te lo diera empezarías a destruir todo-dije moviendo mi falsa cola.

Ladybug aprovechó que estaba distraída y le quitó el brazalete. Ella se sorprendió y trató de arrebatárselo, pero los movimientos de mi compañera fueron más rápidos y logró destruir el brazalete.

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