Un dolor que une

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Nunca hemos sentido lo mismo con respecto a nada, mucho menos hemos coincidido con nuestros sentimientos pero esa noche, el eco de esa palabra golpeaba con fuerza las paredes de nuestro cuarto, de repente el mundo se volvía algo inexistente, los sueños se desmoronaban al igual que una parte de nuestra alma, mire mi reflejo y por primera vez ambas estábamos llorando nuestro dolor, esa noche abrazamos nuestras piernas y espalda con espalda lloramos hasta quedar vacías de fe, gritamos tu nombre en un eterno pedido de auxilio, escuchamos algo romperse como la noche del disparo, habías disparado a quema ropa pero ni siquiera fuiste lo suficientemente valiente para matarnos de un solo disparo, te dedicaste a dejarnos en agonía, disfrutando de como me desangrábamos lagrima a lagrima, te causaba gracia, placer...no lo se, le rogábamos al cielo que tu no te fueras...no tu...tu no...pero mientras mas lo decíamos mas lejos te sentíamos, todo estaba siendo tan intenso que realmente no se como sobrevivimos a esa noche mientras escuchábamos el filoso llamado de mi navaja...pero aquí estoy, aquí esta, aquí estamos escribiendo en una noche que termina el año mas largo de esta vida, la despedida definitiva, el susurro del nuevo comienzo a la vuelta de la esquina y solo el recuerdo de lo que fue la herida mas profunda hecha a un poeta muerto de amor y a una amante herida entregada a su debilidad, ella me mira en el reflejo y sonríe de nuevo con ese brillo en los ojos, con esa estúpida fantasía de ser feliz, yo correspondo con una media sonrisa, sedo un poco ante ese estúpido encanto que tiene cada que piensa en la damita sin embargo sigo firme con la espada desenvainada, afilada con la dignidad que comienzo a recuperar, preparada para cualquier golpe, con ella cubriéndome la espalda mientras yo resguardo su existencia, es nuestra ultima esperanza de continuar esta vida compartiendo el mismo espacio, pero si fallo, si no lo logro, me quedare sola dentro de mi misma y no se si esa batalla la logre librar como lo hice contigo, sabes, me mostraste lo fuerte que puedo llegar a ser pero también me demostraste que no soy tan fría como para no sentir el ardor de una herida de amor y que quizá pueda sobrellevar una o dos veces pero que tarde o temprano tendré mi golpe final.


La chica del espejoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora