LALISA POV
Acababa de arrancar el autobús en el que justamente tenía que subirme si quería llegar temprano hoy a clases, maldije por lo bajo, igual era poco lo que ahora podía hacer, al ser la única ruta que me llevaba directo a mi colegio. Vaya inicio de semana.
Veinte minutos después de la hora establecida por la institución para dar inicio a las clases ingreso por fin al salón, y al ver que mi maestra aún no está en clase, suspiro con alivio, por fin parece que puedo respirar tranquila, me dirijo al baño, ya que entre tanta carrera por llegar al colegio, no tuve tiempo de ir antes. Doblo el pasillo y entro al baño de las niñas, vaya ironía, me reviso en el espejo, me paso las manos por el cabello que de tanto correr y sudar se ha hecho añicos, en especial mi flequillo, una vez quedo conforme con mi imagen, me lavo las manos, y posteriormente, ingreso a un cubículo de los baños. De manera atenta bajo el cierre de la cremallera de mis jeans y deslizo hacía un lado la tela de mis bóxer para luego sacar mi flácido pene y masajearlo mientras la orina sale de mi interior, cierro los ojos ante el descanso que estoy sintiendo en este momento, sin duda alguna, tres vasos de leche chocolatada en el desayuno, necesitaban ser evacuados de mi interior.
Una vez liberada de aquella presión en mi zona pélvica, con una sonrisa de satisfacción, procedo a sacudir las últimas gotas que se quedaban en mi miembro, mientras siento como alguien ingresa al baño y me percato que no cerré la puerta para hacer pipí y que posteriormente a darme cuenta de ello, una mano se posiciona el mi cintura y la otra toma la piel de mi pene para moverla de arriba a abajo, cubriendo y descubriendo mi glande, haciéndome temblar ligeramente, bajé la vista, aquella mano me resultaba familiar, la había visto anteriormente, y ahora la tenía en mi pene jugando con mi prepucio.
Dejándome llevar por el momento, dejo ir mi cabeza hacia atrás, y siento ese particular aroma, Rosé, ella, al tener casi mi misma estatura, recibe gustosa mi gesto, desliza la mano que anteriormente se ubicaba en mi cintura, para posicionarla en mi cuello y girar mi rostro, en un encuentro candente entre su boca y la mía; mi miembro no tarda en reaccionar, en ponerse a punto, y eso a Rosé la hace cortar nuestro beso para centrarse en masajear gustosamente la extensión de mi miembro, que con sus caricias palpita de necesidad.
— Voltea guarra, voltea y ven por mí—giré, y la imagen ante mi logra ponerme como si fuese posible más dura, enfundada sólo en su pequeña falda de colegio, con su camiseta recogida por delante en un nudo, se encuentra Rosé que mientras me mira desinhibidamente, desliza sus manos hacia atrás procediendo a cerrar el cubículo del baño y así darnos un poco más de privacidad. Su dedo índice me invita a acercarme, y sin duda alguna quiero ir hacia ella e incrustarme en su vagina de una sola embestida. Sabiendo que aún tengo toda la ropa encima y lo único que asoma alegre es mi pene duro por la cremallera de mis jeans, sin pudor alguno me masajeo el falo, de arriba a abajo, de la cabeza a la base, para luego, desabotonar y bajar mi ropa, haciendo que la erección salte contenta por la liberación. Rosé ansiosa, se acerca a mí para sobarme y besarme a la par que yo toco su cintura y deslizo mi mano izquierda lentamente de sus muslos cremosos hacia sus bragas, para sentirlas con las yemas de mis dedos y deslizar hacia un lado la tela que me priva de estar dentro suyo, Rosé consciente de lo que vendrá, se aparta de nuestro entrelazado beso y sin despegar su vista de mis ojos, posiciona sus dedos en mi palpitante erección, para deslizar un condón que ahora mismo no sé de dónde ha sacado, pero que igual no me importa, ya que la anticipación hace que mi pene salte en sus manos de gozo y alegría.
— Venga, que no tenemos toda la mañana —me da un suave roce con su boca, luego me lame el cuello ascendiendo hasta mi barbilla, encontrando finalmente mi ansiosa boca que anhela por ella, su beso es sensual, mientras su mano derecha se encarga de pasear la punta de mi miembro de su hendidura, hasta su clítoris como si fuese una brocha de pintura siendo esparcida en una pared. Me tienta, su acción me tienta y cada vez que la glande de mi pene pasea por la extensión de su hendidura me siento tan atraída, que no aguardo a que ella si quiera llegue a realizar nuevamente la acción, ya que cuando repite el acto y procede a deslizar torturosamente mi pene en su hendidura, la penetro de un solo empujón conteniendo la respiración y disfrutando de aquella sensación de estar atrapada en medio de sus piernas.
— Házmelo duro Manoban — Lo dice, lo dice y en efecto lo hago, mis empujones en ella inician casi de manera inmediata, disfrutando lentamente de la calidez que su vagina me ofrece, de esa succión que desde su interior me atrapa, me gusta, joder, me gusta estar dentro de Rosé, nada se compara con ese placido momento de gozo.
— Hmmm —dice. La escucho quejarse sabiendo que no es una niña, la escucho quejarse pero no de disgusto, sé que ella disfruta este momento tanto como yo, la veo bajar la cabeza y mirar como su vagina traga mi pene, le gusta ver cómo nos conectamos entre sí, y eso sólo me llena de morbo y me obliga a aumentar mis empujones dentro de ella, acelero, choco contra ella, mis testículos la golpean y nuestras pelvis se encuentran, subo su rostro para que despegue la mirada de nuestra unión, con las dos manos acuno su cara y la beso con pasión, con deseo, con toda la lujuria que hay en mí.
— Te deseo —le digo— te deseo demasiado.
— Ya lo estás demostrando Manoban, no digas cosas que sé con certeza —lo sabe, ella lo sabe y disfruta haciéndome sentir ridícula, no me importa, en realidad nunca me ha importado cuando de Rosé se trata, porque sé que no hay vuelta atrás, sin embargo, aunque en algunas ocasiones trato de desentender mi profundo gusto por ella, su cálida sonrisa es más fuerte que mi desenfundado deseo de dejarla ir.
Gime suavemente y luego me dice —Vamos Manoban vamos, no me dejes ir sin llegar conmigo —la escucho, en efecto la escucho y siento como sus contracciones vaginales me estrangulan el pene de manera desesperada.
Una, dos, tres, salgo totalmente, entro de fondo, cuatro, cinco, seis, siete, salgo totalmente y paso la cabeza de mi pene por su clítoris en círculos para luego bajar y llenarla de nuevo, ocho, nueve embestidas y la escucho gemir alegremente, sé lo que pasó y ella lo disfruta aún, diez, once, doce, soy buena y amplio su satisfacción, trece, catorce, quince, salgo de su profundidad y me quito el condón.
— Qué, oh vamos Manoban, por qué, ¿Por qué de nuevo, Dios?
Sólo mirándola a ella y tomando mi pene, uno, dos, tres masajes y ahora tiene todo lo que quiere, el semen sale a chorros de mí contra la pared del cubículo del baño. Exhalo, es difícil respirar luego de un orgasmo abrazador.
— Pero si te puse el condón para evitar eso precisamente —opina con su mirada acuosa, aún afectada por el reciente orgasmo que ha sufrido.
— No me gusta terminar en el látex, me unto toda y es incómodo —le digo.
Ella parece comprender, con una sonrisa se acomoda su ropa y toma mi ahora colgante miembro para sobarlo perezosamente, mientras me dedico a mirarla y respirar entrecortadamente, — Oh no Manoban, no más por hoy, ha sido suficiente— me dice mientras se aparta de mí y con un gesto me da la orden para que me aliste, — ¿No me vas a dar ni siquiera un beso de despedida?— Pregunto simulando decepción con una sonrisa que ella comprende completamente.
— Jamás me iría sin ello— dice mientras se acerca y me toma por el cuello para chocar su caliente boca con la mía, la tomo de la cintura y la pego a mí para que sienta como me hace reaccionar de nuevo, ella gime ante el contacto y despega sus manos de mi cuello, para posicionar una en mi trasero y apretarlo, y la otra la introduce en medio de las dos para masajear por encima mi miembro ahora duro, se despega de mi boca y con ella deja ir sus manos, y con un gesto meloso en su rostro me dice.
— Tan satisfactorio como siempre Manoban, nos vemos luego —me guiña el ojo, se gira, abre el cubículo y simplemente se va.
Se va y me deja empalmada y completamente sola con una dolorosa erección de la que ahora tengo que hacerme cargo antes de ir a clase.
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ONE SHOTS CHAELISA G!P
Historia CortaCONTENIDO SEXUAL DEMASIADO EXPLÍCITO Historias y argumentos originales