LALISA POVLa observaba a lo lejos, ver a Rosé era mi distracción cada vez que ella venía desde la ciudad al rancho de sus padres. Lo hacía cada vez que podía mientras trabajaba. Ella no me determinaba, o bueno, al menos eso parecía, en ocasiones sus ojos se encontraban con los míos y eran aún más hermosos de lo que parecían cuando miraba distante.
La quería, obviamente lo hacía, ella era y es aún mi primer amor, y aunque no lo sabe, sé que es mejor así, mantener esto en secreto sólo para mí.
Hoy iniciaban las fiestas en el pueblo, lo que lo hacía un día especial. Como de costumbre me encontraba en el Rancho Park descargando heno para los animales que habían enviado los señores Park a penas ayer, el trabajo se hacía desgastante, estaba sudando, llena de heno y este empezaba a picar en las partes de mi cuerpo en que se encontraba. Decidí por ende, quitarme la camiseta, quedándome en una camisa de tirantes ajustada que marcaba mis pechos y abdomen tonificado. Ajusté mi vestimenta sacudiendo el heno que aún se negaba a irse de mí y noté como una mirada estaba encima de mí.
Sabía que alguien me observaba, porque la sensación es inquietante, sólo tenía que levantar la vista y comprobar que lo que creía, era cierto. Decidí ser discreta, así que sólo levanté el rostro y miré de reojo en el sentido que creía, provenía la intensa mirada, noté la silueta de Rosé y eso inmediatamente me puso nerviosa, tanto que decidí volver a trabajar cargando el heno. Al levantarlo no medí la cantidad de fuerza que realicé y el cuadro apelmazado de heno cayó detrás de mí y me cargó con él de paso.
Caí sobre el heno de espalda, me picaba como el demonio, así que giré y me puse de pie rápidamente. Una risa estruendosa que conocía perfectamente se acercaba a mí, levanté el rostro mientras terminaba de ajustar mi postura erguida y esconder la profunda sensación de incomodidad por la vergüenza que sentía en ese instante.
Al llegar a mi lado Rosé me tendió con su mano un vaso de agua.
— Deberías tener un poco más de cuidado Manoban —dijo mientras disimuladamente me observaba de pies a cabeza con suma atención, lo cual sin esperarlo, desapareció mi sensación de vergüenza para reemplazarla por algo de excitación.
— Si señorita —contesté mientras terminaba apresuradamente el vaso de agua.
— Nada de señorita Manoban, apuesto a que tenemos casi la misma edad, ¿No? —Preguntó mientras su mirada se fijaba en mis pechos, abdomen y parte baja— ¿Qué edad tienes Manoban? —Preguntó para volver su mirada a mi sonrojado rostro.
— 19 —respondí simplemente, ya que decirle señorita nuevamente no sería una opción aceptable para ella.
— Justo como lo dije, casi de la misma edad, tengo 20 —dijo simplemente.
— Oh, ya veo —fue lo único que logré articular, ya que me sentía demasiado incómoda con esa sensación de excitación que se mantenía en mí y con el hecho de que hablaba con la chica que más me ha gustado y simplemente no tenía idea de que más podía llegar a decirle. Así que simplemente, decidí ignorar lo que sentía y reanudar mis labores, me disponía a levantar el heno caído nuevamente, cuando escuché como Rosé me decía.
— ¿Acaso nunca paras de trabajar? —Preguntó— siempre estás revoloteando de un lado para el otro por todos lados y jamás te veo descansar o incluso salir del rancho, ¿Son mis padres acaso los que te presionan para ser así? —Preguntó de nuevo, mientras se acercaba a mí.
— No —dije nerviosa mientras ella ya estaba de pie frente a mí. — En realidad hay muchas cosas que deben ser hechas y no se van a hacer solas —dije y sonreí tímidamente, la vi sonreír genuinamente y eso me excitó un poco, por lo que decidí dar un paso atrás y voltear para caminar, pero ella volvió a detenerme, no con su voz, sino con su mano sobre mi brazo.
— Te propongo algo —dijo—, ven conmigo a las fiestas del pueblo esta noche. Sabes que no tengo muchos amigos acá y estoy realmente aburrida en el rancho.
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ONE SHOTS CHAELISA G!P
NouvellesCONTENIDO SEXUAL DEMASIADO EXPLÍCITO Historias y argumentos originales