VIII

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De nuevo lunes. De nuevo bajo a desayunar al mismo bar. De nuevo vuelvo a encontrarme las mismas caras. No es necesario esperar a las noticias de la televisión para saber que mi plan dioresultado. Todas las ediciones digitales de los periódicos más grandes hablan del asesinato del cine.Cuando desperté esta mañana, lo comprobé en mi teléfono. Fue lo primero que hice.

Allí estaban los titulares. Las noticias hablan del asesinato de un hombre joven en un conocido cine del centro.Mencionaban también la nota que el asesino había dejado sobre el cuerpo de la víctima.En mi cabeza no dejan de repetirse las palabras que escribí en aquella nota: traidor, tu maestro espera. La misma frase sale de los labios del presentador de las noticias. Y la misma frase se repite una y otra vez en las páginas de los diarios. A estas horas, todo el país conoce esas palabras. A estas horas, el maldito también las conoce.

El movimiento ya está hecho. Ahora te toca a ti. ¿Cómo llegarás a mí? ¿Serás capaz de hacerlo sin que yo te vea antes? Una sensación agradable recorre todo mi cuerpo. Ahora ya no hay vuelta atrás. Lucharemos y morirás. Y entonces yo podré continuar con mi trabajo.Termino de desayunar mientras observo todo alrededor. Siempre he adorado los lunes, es un día maravilloso. Todas esas caras serias, somnolientas; todos esos rostros apagados, tristes; todas esas mentes mediocres dándose cuenta, en una fugaz reflexión, de la pena que dan sus vidas. Todos esos asalariados inútiles, sacos de mierda repletos de sueños incumplidos, pensando ya en el siguiente fin de semana, en el próximo polvo aburrido con sus parejas, en los pequeños momentos de felicidad pasajera de ayer y la larga travesía hasta el próximo sábado. Inútiles. Yo os conozco, sí.Conozco vuestra frustración. Y también conozco vuestra cobardía.

Y así seguiréis pasando los lunes, con los gestos alicaídos, con la derrota eterna pegada a vuestra espalda. Se os dio la capacidad y no la supisteis aprovechar. Vuestra historia no merece un buen final.Después de desayunar voy a la biblioteca pública. Tengo todo el día por delante. Ahora debo permanecer quieto hasta que él conteste; hasta su próximo movimiento. Paso todo el día leyendo.Hoy escojo una novela policíaca de un conocido autor irlandés. Me gustan sus novelas. Intento comprender la mente de esos personajes, los asesinos. Intento entender por qué matan ellos. Lo hacen porque están locos, enfermos, desequilibrados.

Yo mato porque estoy cuerdo; porque pienso con la claridad de los elegidos; porque os amo. Desde el odio más profundo de mi alma surge un sentimiento de amor hacia todos vosotros. Soy el verdadero Mesías.Por la noche vuelto a la pensión con calma, despacio, meditando las posibles opciones,calculando las variaciones, imaginando el tablero de ajedrez en mi cabeza. De repente, una voz conocida. Es ella, la mujer de la habitación de al lado. Lleva un bonito vestido de color rojo,elegante, sensual. Me detengo junto a ella y nos miramos a los ojos. Permanecemos unos segundos en silencio, hasta que ella lo rompe con una voz cálida.Conversar con ella es una sensación muy agradable.

Creo que es una mujer increíble.Cenamos juntos en un restaurante cerca de la pensión. Por supuesto, yo pago la cuenta. Después,tomamos una copa. Charlamos hasta casi las dos de la mañana. Había quedado con una amiga, pero ha roto sus planes para cenar conmigo. Todo surge natural con ella. La conversación fluye inteligente a lo largo de las horas. Es un oasis de luz en mitad de un desierto. Creo que tengo mucha suerte de conocerla.

Al volver a la pensión, nos despedimos con dos besos y un abrazo. Cada uno se va hacia su habitación. Justo antes de entrar en mi cuarto, me doy la vuelta y miro hacia el suyo. Ella también se ha girado. Nos sonreímos. Ella abre su puerta y desaparece en la oscuridad de su cuarto. Pienso si ir detrás y entrar allí dentro. Pienso si follar con ella sería una buena idea. Decido esperar. Esta noche prefiero pensar. Tal vez mañana.

Yo psicópata. El diario de un asesino IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora