XVIII

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Las horas pasan lentas, demasiado lentas, mientras trato de averiguar la manera deencontrarte. Sólo deseo dar contigo; encontrarte y arrancarte el corazón con mis propias manos;destrozar tu cuerpo poco a poco mientras observo cómo el dolor te traspasa. Y después dejar que tepudras, bañado en tu propia sangre, envuelto entre tus entrañas.

Salgo de casa como un perro enfurecido. Recorro todas las calles de la ciudad tratando dedistinguir tu rostro entre la multitud que estorba mi camino. Un par de veces he creído distinguir tucara entre todas las demás, pero la imagen se ha evaporado enseguida, rápida, como el humo de uncigarrillo mal apagado. Debo de tener mal aspecto, porque he sentido muchas miradas clavadas enmí. Y eso sólo puede significar desprecio o compasión... O ambas cosas.

¿Es eso lo que te inspiro? ¿Desprecio? ¿Compasión? ¿Es por esto que retienes a Gema y lamutilas de esta manera? Eres un ser despreciable. Un vil y asqueroso ser repugnante; un vulgarasesino; un hombre triste en una ciudad triste. Eres el último ser de este planeta.

Por la noche, cuando llego a la habitación de la pensión, después de más de doce horasvagabundeando sin éxito, encuentro tu nota. Es una nota escrita en una hoja de papel, dentro de unsobre blanco. Sonrío al recordar tus malditos sobres blancos. Ha pasado mucho tiempo de aquello,pero tú aún te empeñas en continuar.

Abro el sobre y leo el contenido de la nota. Sonrío. Casi no puedo creer lo que leo. Es unadirección y una hora: una cita. Quieres verme mañana. Y, según veo, quieres que sea en un lugarpúblico: una cafetería. ¿Qué esperas de mí? ¿Qué quieres que haga?

Leo detenidamente la nota una y otra vez. ¿De verdad esperas que aparezca allí? Observo elpapel al trasluz. No hay nada que me indique de dónde ha salido. Vuelvo a observar la nota. Nada,allí no veo nada.

De repente, la pantalla de mi teléfono móvil vuelve a brillar. Es un mensaje tuyo. Es curiosaesta mezcla de elementos antiguos y nuevos. Es como si tú también estuvieses en plenatransformación.

Abro el mensaje: un texto con una foto. El texto es breve pero suficiente: no faltes. La fotoes de Gema. Mejor dicho, del rostro enrojecido de Gema, y de su ojo casi deshecho. ¿Qué le estáshaciendo? Eres un bastardo, un maldito bastardo.

En un momento decido que debo estar allí, en esa cita que pretendes tener. Y también decidocómo acabará esta historia. Enciendo el ordenador portátil y empiezo a escribir. Sonrío mientras laluz de la pantalla ilumina mi rostro. Ahora me toca mover a mí.

Yo psicópata. El diario de un asesino IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora