XV (Diario del discípulo)

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Glorioso. Simplemente glorioso, amigo mío. Ejecutaste a aquella pobre chica en su heladería de una forma verdaderamente maravillosa. Creo, amigo mío, que por fin has vuelto a ser tú mismo.Debo reconocer que hace tiempo perdí toda esperanza de que alguna vez recuperaras la esencia delo que eres. Estuviste tanto tiempo alejado de Madrid que llegué a pensar que ya nada te haría volver. Y luego, cuando llegaste, estabas tan perdido... No eras tú mismo, ¿me comprendes? Ya no tenías esa chispa, esa genialidad, esa capacidad que sólo unos pocos tienen para entender el mundo,para visualizar la realidad, trazar un plan brillante y ejecutarlo sin fallos, sin dudas... Y después conociste a Gema, y entonces pensé que estabas cavando tu propia tumba. Y en realidad así es,amigo mío. Ella te va matar. Ella va a ser la única causa de que mueras, pero al menos, después delo de hoy, ya no será una muerte tan patética como la que iba a ser. Bravo, amigo mío.

Entré en la heladería justo después de que tú abandonaras aquella calle. Sabía lo que habías hecho, pero quería ver la obra con mis propios ojos. Entré, hice unas fotos y salí de allí antes de que llegara la policía. Ya, ya sé que fue una estupidez, pero salió bien. Tenía que ver con mis propios ojos aquella escena. Era sublime. Después he vuelto a casa y he observado las fotos un buen rato.He analizado la escena. He pasado varias horas observando los colores de los helados mezclados con el líquido rojizo y oscuro que lo teñía todo. Era tan hermoso...

De todos modos, amigo mío, que fuera hermoso no quiere decir que fuera una obra que yo hubiera firmado. He de reconocer que el helado de sangre ha sido una idea genial, pero sigue siendo todo demasiado... ¿Cómo definirlo? Demasiado... Quizá la expresión sea demasiado antigua. Seguir empleando cuchillos... Yo también lo hago de vez en cuando, pero sólo cuando no me queda más remedio, como el mensaje que tuve que mandar el otro día... Pero lo encuentro demasiado impersonal; tal vez muy frío. Yo prefiero esto mío, lo de ahora... La innovación que he desarrollado es tan grandiosa... Estoy deseando que la pruebes.

Estoy seguro de que esta noche no podré dormir de los nervios. He decidido que mañana iré a por ti. Por fin. Ya ha llegado el día. Es hora de que tú y yo nos encontremos. Es hora de que tú y yo acabemos con esto. Y ella, amigo mío, será mi cebo... ¡Hasta pronto!

Yo psicópata. El diario de un asesino IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora