XXI. Sometimes it's hard to find the words to say.

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No sabe por qué lo hace, pero no puede evitarlo.

Es la última carta del día, y él fácilmente puede adivinar qué es lo que hay dentro de ella. Todas son iguales. No hay insultos ingeniosos que lo sorprendan ni que lo ofendan de verdad. Si es sincero, las personas que le envían esto tienen menos imaginación que un animal. Pero bueno, ¿qué puede esperar de los fans del gran pajarraco del instituto? Le encantaría decirle al imbécil de Barton que las amenazas de muerte han pasado de moda.

Pero no puede, lamentablemente.

No porque este no haya aparecido por el instituto últimamente. Si no, es otra persona la razón. Y él no tiene por qué enfrascarse en él, cuando ya todos saben a quién se refiere. Rhodey deja escapar un suspiro prolongado, lleno de cansancio. Las manos se mueven lenta y pausadamente, desplegando el papel arrugado que había en su casillero. Los pasillos están vacíos, como siempre, y él es la única alma en pena que se puede vislumbrar entre ellos. Está preparado para leer esos mensajes, sinceramente.

"te vas a morir" "los negros como tú no deberían estar entre nosotros" "¿vienes de una familia de esclavos?" "devuélvete a África y haznos un favor a todos. xoxo."

Incapaz de frenarlo, uno de sus puños impacta contra la superficie fría y metálica de los casilleros, provocando un fuerte y agudo sonido que se repite nuevamente cuando es su otra mano la que golpea otro sector. Rhodey relame sus labios, viendo como el maldito papel cae hecho trozos a sus pies.

—Mierda. — susurra para sí, sin percatarse de la presencia atrás de él. No es hasta que ve los siempre brillantes y lustrados zapatos negros de ella, en que se da media vuelta, encarándola. Pepper lo mira fijamente, con las cejas contraídas y sus redondos ojos verdes. Las manos femeninas sostienen contra su pecho un montón de libros que se ven bastante pesados.

—Hola... — murmura ella, tratando de aguantar esa cargada mirada de Rhodey. —Yo...

—¿Qué haces tan tarde por el instituto? — interrumpe Rhodey, frunciendo severamente su ceño, como si fuera un hermano mayor a punto de reñir al menor. —Está a punto de cerrar, ¿qué haces aquí?

—Estaba con el director, por unos asuntos personales. — responde Pepper, tomando aire y recobrando el valor que había perdido por un par de segundos: —Rhodey, tengo que hablar contigo.

—No, Pepper. — le corta él, cerrando su casillero abruptamente y dando media vuelta repentinamente. —Yo no tengo nada de qué hablar, porque sé a lo que vienes y te lo digo ahora: no es un no. — entonces él camina tan rápidamente lejos de ella, que no si quiera le da un momento para replicar. Las palabras se quedan acumuladas en su boca, incapaces de salir, mientras ve a su amigo perderse entre los pasillos del instituto.

El silencio que queda tras eso es abrumador.

  —★—  

Cuando camina a abrir la puerta, no se espera encontrar a Janet Van Dyne bajo el pórtico de su casa.

La castaña parece más incómoda que ella, mientras le enseña los dientes en una nerviosa sonrisa que comprime todo su rostro y expresa la sensación de azoramiento que siente al estar ahí, en la misma casa de los tan fríos y respetados Romanoff. Maldita sea la idea de que tuvo su padre y su abuelo al obligarla venir hasta aquí.

—¡Hola! — exclama ella, neutralizando su aroma al encontrarse en territorio ajeno. La voz le ha salido más temblorosa de lo que habría imaginado. Natasha está observándola inquisitivamente, esperando una explicación por su parte. Janet sólo suspira, cruzándose de brazos y frunciendo su ceño, totalmente rendida a esa muda petición. —No creas que yo quería venir hasta acá, Natasha. Y no lo haría si no fuera realmente importante. Te explicaré, ¿me dejas pasar?

AU. ❝I'm not over you just yet❞ ✘ WinterIronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora