- Por favor, señora.- suplico a la dependienta que está delante de la tintorería.- Por favor. Sólo tiene que dármelo.
La señora da un largo suspiro. Me mira a los ojos y abre la puerta.
- Muchas gracias, de verdad.- le agradezco a la señora que entra a coger mi recado.
Cinco desesperantes minutos después, sale la mujer con una gran bolsa donde claramente se puede leer "Clean clothe" Me la da y antes de que pueda volver a agradecérselo se da la vuelta cerrando la puerta con llave.
- Gracias, señora.
- La próxima vez ven antes de que cierre.- dice antipática.
- Lo haré.
La mujer asiente y camina hacia su coche. Miro mi reloj. Son las 5 y media de la tarde. Llegué con cinco minutos de retraso, suficiente para que la mujer ya se hubiera ido. Por suerte, se había olvidado su chaqueta y justo cuando yo ya me iba a ir, apareció. Le pareció mal entregarme lo que quería. Aún así, la señora, que tenía que entrar de todas maneras al negocio, se negó a entregarme la ropa. Pero la conseguí convencer. Media hora después aquí estoy. Sin saber si volver a mi casa o ir a casa de Lara, para que me cuente cómo fue verlos. Porque aunque me hubiera encantado... ya se acabo la firma de discos.
Cojo mi móvil y le marco a Lara.
E: ¿Lara?- pregunto cuando oigo que cogen la llamada.
L: No me puedo creer que no hayas ido. Dios, mío. Es el mejor día de mi vida.- grita provocándome dolor de oídos.- ¿Qué te pasó?
E: Mi madre me mandó a recoger la ropa de mi padre. ¿Ya se fueron todos, verdad?
L: Lo siento, Eva. Ya se marcharon, ya no hay casi nadie en el centro comercial.- hablo con tristeza, porque sabe las ganas que yo tenía de conocerlos. Suspira.- ¿Te veo en una hora en el centro comercial? Así te enseño los autógrafos y podemos pasear por las tiendas. ¿Qué dices?
E: Vale. Te veo allí.- y cuelgo.
En estos momentos agradezco haberla conocido. Ella siempre me apoya. Me conoce tan bien que sabe que estoy decepcionada por no haber podido ir, por eso, me invitó a pasear, para animarme.
Este día empezó como el mejor de todos, y acabo como el peor. Estaba tan ilusionada. Estaba alegre, feliz. Ahora lo único que siento es tristeza y frustración por todo lo que ha pasado. Sonrío al imaginarme lo feliz que debe haber estado Lara cuando los vio. Ella se lo merece, me alegro de que haya tenido un día perfecto.
Camino, me duelen las piernas de tanto correr. Recorro el mismo camino que hice hace un rato, admirando esta vez, todo el alrededor. Coches, niños, parques. Llego al instituto, y emprendo el camino que debería haber hecho hace una hora.
A las seis y cinco llego al centro comercial. Mucho antes de lo que esperaba, gracias a que me encontré a medio camino a mi padre, el cual me acerco en coche hasta la entrada del centro comercial. Falta casi media hora para que llegue Lara. Camino lentamente hasta que llego a la parte lateral del centro comercial. Muy poca gente entra por esta parte ya que para llegar ahí tienes que bajar bastantes escaleras, cosa que la gente prefiere no hacer. Llego a un banco. El único que hay ahí. Me siento. Desde ahí se puede ver un gran parque lleno de árboles y flores. El parque favorito de mi madre. Mamá... si no me hubieras llamado no estaría así...
- Que asco de día.- murmuro.
Oigo a alguien acercarse. Seguro que es Lara. La persona que quiero ver en estos momentos. Mi mejor amiga.
- Lara, ha sido un día horrible.- le digo sin quitar la mirada del parque que hay enfrente.
- ¿Porqué?- pregunta una voz grave.
Me asusto al oír esa voz. No es Lara. Lentamente me giro. El corazón me da un salto al identificar a la persona que tengo a apenas a dos metros de mí...